Xataka – La historia del «Indiana Jones alemán»: el hombre que cruzó África de costa a costa por primera vez en un 4×4

La historia del "Indiana Jones alemán": el hombre que cruzó África de costa a costa por primera vez en un 4x4

En el año 1884, el diverso continente africano se repartió entre las potencias europeas como si fuera una tarta. La Conferencia de Berlín reguló la colonización de África y estableció qué país se quedaba con cada porción. Alemania se quedó con un buen pedazo del continente y, aunque lo perdió todo tras la Primera Guerra Mundial, hay algo que nadie les podrá arrebatar: haber sido los primeros en demostrar la fiabilidad de los primeros coches “4×4”.

¿La hazaña? Sencilla: atravesar África de costa a costa en un viaje de unos 10.000 kilómetros por territorios desconocidos para el automóvil.

Comienza la aventura. El protagonista de esta historia se llama Paul Graetz. Fue un oficial alemán que, entre 1902 y 1904, ejerció de teniente en el África Oriental Alemana. Tras un breve regreso a su tierra natal, el 1907 regresó a África con un objetivo: encontrar una ruta entre lo que era África Oriental Alemana y África del Sudoeste Alemana (lo que es actualmente Tanzania y Namibia) para establecer una conexión motorizada. Una vía directa entre los dos territorios (cada uno en una costa distinta) permitiría un mejor desarrollo económico y, por tanto, un beneficio para esas regiones alemanas.

Auto06

Así, se puso manos a la obra para idear una ruta que fuera desde Dar-es-Salam (Tanzania) hasta Swakopmund (Namibia). No sería fácil, ya que habría que atravesar montañas, desiertos, selvas, sabanas y ríos en un territorio inexplorado para el coche. Todo ello, evidentemente, sin contar con carreteras o caminos. Básicamente, él iría abriendo paso. El problema era, evidentemente, el propio coche.

El coche. Fue el primer desafío del viaje porque, si ya sería algo complicado para el mejor 4×4 actual, para un tatarabuelo de 1907, imagina. Por eso no utilizó un coche convencional, sino uno hecho “a medida”. Graetz empezó a contactar con varias empresas y -cojo aire- fue la Süddeutsche Automobil-Fabrik Gaggenau quien aceptó el reto.

Sólo existieron desde 1905 hasta 1910 y posteriormente pasaron a ser parte de Benz & Cie (que, a su vez, se convirtió en Daimler-Benz AG, más conocidos como Mercedes-Benz), y lo que hicieron fue modificar uno de sus numerosos modelos para las condiciones que encontraría en África.

  • Chasis hecho a medida con una elevación de 35 centímetros sobre el estándar de la época para poder circular por territorios complicados. La elevación se consiguió con bloques de madera.
  • Un motor de cuatro cilindros y una potencia de 35 CV.
  • Dos tanques de gasolina para largas marchas: uno principal de 250 litros en la trasera y otro delantero con otros 125/145 litros.
  • “Amortiguación” y carrocería reforzada para poder transportar cargas pesadas.
  • Ruedas de madera, ojo, con un diámetro de 1.120 mm y un ancho de 120 mm.

Lo de la madera para ciertos componentes puede parecer una barrabasada, pero era la tecnología de la época. Tenía una gran capacidad de almacenaje debido al tamaño, el interior se podía transformar en dormitorio (con mosquitera y todo) y tenía lámparas de petróleo para conducir en la oscuridad.

paul graetz

Problemas. No podemos decir que Süddeutsche Automobil-Fabrik Gaggenau no le diera un buen ‘carro’ a Graetz, pero los problemas no tardarían en aparecer. La expedición (básicamente, Graetz) partió el 10 de agosto de 1907. Las pruebas para el coche se habían hecho en Alemania, así que tanto el conductor como el vehículo entrarían en ‘terra incognita’. La lluvia fue un problema y obligó a improvisar un refuerzo con metal (las primeras ruedas con cadena), se quedó atascado en unas dunas, la gasolina se evaporaba y hasta tuvieron que llevar el coche en barco durante un tramo del lago Tanganika.

Lo peor fue la mecánica. El de Graetz el único de la Alemania colonial y una rara avis en miles de kilómetros a la redonda por lo que, cuando el motor tuvo una avería, se vio obligado a esperar tres meses a que llegaran las piezas de repuesto. Además, no había mecánicos, por lo que fueron aprendiendo sobre la marcha a repararlo.

Flussbett

Se cree que lleva una C15

Gut gemacht, Graetz”. De la manera que sea, unos 630 días después y con unos 10.000 kilómetros en el contador, el explorador alemán y su coche consiguieron llegar a Swakopmund. Fue el 1 de mayo de 1909 y el mismísimo Kaisewr Guillermo II lo felicitó con un telegrama que tampoco es que fuera demasiado efusivo. “Gut gemacht, Graetz”, que viene a ser un “Buen trabajo, Graetz”.

En esa felicitación debería haber incluido a los cientos de colaboradores que el explorador tuvo durante su periplo, pero ya sabemos cómo van estas cosas.

Historia. La hazaña fue seguida por la prensa y se vio como un ejemplo de los avances industriales y del poder de los nuevos motores y vehículos frente a la naturaleza. Actualmente, ese primer 4×4, ese vehículo profundamente modificado que permitió que un aventurero cruzara África de costa a costa hace más de un siglo, es una pieza de un museo y un recordatorio del que, quizá, fue el primer road trip de la historia.

El gusanillo de la exploración seguía dentro de Graetz y sólo un año después, en 1911, lanzó una segunda expedición con el objetivo de recorrer el río Bangweulusee desde Mozambique hasta el Atlántico en una lancha motora de más de ocho metros. En esta ocasión, llevó un cineasta consigo que capturó algunas imágenes, pero tras un ataque de un búfalo, el cineasta murió y Graetz resultó gravemente herido.

Las imágenes se consideraron ‘lost media’ durante casi un siglo, pero en 2007 fueron encontradas en el sótano de la casa del propio Graetz, y parte son las que puedes ver justo sobre este párrafo. Está claro que explorador se nace, no se hace, y como todo se tiene que capitalizar, hay tours para emular la ruta del explorador alemán.

Imágenes | Mercedes-Benz, Paul Graetz

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La noticia

La historia del «Indiana Jones alemán»: el hombre que cruzó África de costa a costa por primera vez en un 4×4

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alejandro Alcolea

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