Xataka – El primer violín de Einstein había pasado sin pena ni gloria. Hasta que una casa de subastas lo puso a la venta

El primer violín de Einstein había pasado sin pena ni gloria. Hasta que una casa de subastas lo puso a la venta

Albert Einstein es una de las figuras más destacadas del siglo XX, y eso implica que está rodeada de mitos. El “todo es relativo”, que no era bueno en matemáticas o en los estudios en general son algunos de los más extendidos, pero si has leído alguna vez que era un apasionado del violín, tengo que decirte que ese es cierto. Y uno de ellos es tan especial que acaba de alcanzar un millón de euros en una subasta. ¿Lo interesante? Que ha sido de chiripa.

Einstein empezó a tocar el violín desde muy pequeño. Su madre fue la que le metió el germen del amor por la música y ese instrumento, pero aunque al principio no le entusiasmaba, cuando descubrió a Mozart… la cosa cambió. Tiene sentido si pensamos en la lógica matemática tras las sonatas de Amadeus, y el compositor austriaco se convirtió en una figura de admiración para Einstein.

El físico alemán continuó tocando, a veces en grupos de cámara con músicos renombrados, y afirmó que la música era una fuente de inspiración y hasta consuelo cuando tenía que resolver problemas complejos. Sobre su habilidad con el instrumento hay opiniones encontradas, pero el violín era para Einstein una vía de escape y relajación.

El violín de la relatividad

A lo largo de su vida, se cree que poseyó una decena de violines y todos ellos se llamaban “Lina”. Era algo que grababa en alguna parte de la trasera del instrumento y era el diminutivo de “violina”. Y, como es lógico, elementos así suelen acabar en manos de coleccionistas o entusiastas, que se hacen con ellos mediante subastas. Por ejemplo, en 2018, uno de sus violines acabó siendo vendido por 516.500 dólares.

Violín de Einstein

Aparte de pertenecer al físico, era el violín que fabricaron específicamente para él cuando llegó a Estados Unidos en 1933. El protagonista de esta historia, sin embargo, ha terminado alcanzando la cifra de 860.000 libras, lo que viene a ser un millón de euros. Es un nuevo récord porque supone el violín más caro nunca subastado para alguien que no era un concertista profesional.

La puja comenzó en 150.000 libras y la estimación era extremadamente modesta. La casa Dominic Winter Auctioneers pensaba que terminaría entre 200.000 y 300.000 libras, pero parece que los compradores terminaron valorando algo importante: se cree que este violín fue el primero que Einstein compró cuando temía 15 años.

Fue fabricado en 1894 por el lutier alemán Anton Zunterer, algo que se puede leer en la etiqueta de la parte trasera del instrumento, y fue clave durante el proceso de autenticación. El compositor Paul Wingfield, quien ha desarrollado toda una carrera investigando, entre otras cosas, la vida musical de Einstein, pasó seis meses investigando meticulosamente la correspondencia, los documentos de la época, testimonios y regulaciones aduaneras hasta afirmar que estaba “tan seguro como cualquiera podría estar de que este violín perteneció a Einstein”.

¿Lo curioso? Que fue el instrumento que, parece, acompañó al científico durante los años más prolíficos de su carrera, incluyendo el periodo en el que desarrolló la famosa teoría de la relatividad. En 1932, Einstein se preparaba para huir de Alemania debido al ascenso del nazismo y al crecimiento del antisemitismo. Decidió regalar su violín al amigo y físico Max von Laue, quien posteriormente, en 1952, se lo regaló a Margarete Hommrich, una admiradora de Einstein.

El violín permaneció en la familia de Hommrich durante 70 años, hasta que la tataranieta de Margarete decidió ponerlo en subasta, alcanzando esta impresionante cifra.

Al margen de ser el primero que compró y el que lo acompañó durante la formulación de la teoría de la relatividad, lo realmente impresionante, y lo que pone en contexto ese millón de euros, es lo que comentábamos sobre ser el violín más caro subastado que no ha sido propiedad de un concertista famoso (ese honor lo tiene el violín que se tocó durante el hundimiento del Titanic, que alcanzó las 900.000 libras) o uno fabricado por Stradivarius. 

Esos son inalcanzables, como reflejan los casi 16 millones de dólares del ‘Lady Blunt’ de 1721 vendido en 2011.

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El primer violín de Einstein había pasado sin pena ni gloria. Hasta que una casa de subastas lo puso a la venta

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por
Alejandro Alcolea

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