HardZone – La inocentada de la semana: Sony quejándose de los exclusivos de Microsoft
Microsoft compró el conglomerado Activision-Blizzard en 2022 y desde entonces se ha producido una batalla con Sony de protagonista que, para quienes venimos viviendo los videojuegos prácticamente desde su creación en la década de los 70, no deja de sorprendernos, sobre todo por la intención de los japoneses de impedir algo que es justo lo que a ellos les ha convertido en la marca líder de la industria de las consolas.
Exclusivos, siempre con lo mismo
Los juegos exclusivos no son una novedad de la presente generación y llevan entre nosotros prácticamente desde el día uno de existencia de sistemas domésticos. Pac-Man lo fue para Atari, como Super Mario en máquinas de Nintendo o los Final Fantasy para muchas PlayStation. Y ni siquiera hará falta mirar a la última década cuando Sony ha esculpido su ventaja sobre Microsoft a base de extraordinarias sagas propias que jamás podríamos soñar con ver corriendo en una Xbox.
¿Que tiene mérito Sony por haber creado un universo de juegos exclusivos tan importantes? Sí. ¿Que tiene todo el derecho a que su trabajo se vea recompensado en terreno propio impidiendo que ninguna de esas IP llegue a su competencia? Pues también, pero de ahí a judicializar una compra como la de Activision-Blizzard por miedo a que Call of Duty se convierta en un exclusivo de Xbox está resultando un espectáculo ¿bochornoso?
No entraremos en cifras y discusiones sobre si esa adquisición es de facto un monopolio porque hay opiniones para todos los gustos, pero lo único cierto es que ver a Sony quejarse de que los Call of Duty acaben siendo un exclusivo de Xbox suena a broma y denota que no quiere que los demás jueguen con sus mismas reglas. Intenta embarrar un campo del que ya es dueña solo porque –cree que– en el horizonte podría perder un buen trozo del pastel del mercado. Hasta un 30% de aficionados afirman que saltarían a una consola de Microsoft si se confirmara la exclusividad de la saga de Activision.
Un Call of Duty solo en Xbox, ¿y qué?
A Sony tendríamos que recordarla que muchos de sus competidores a lo largo de un cuarto de siglo se han tenido que mantener con vida a pesar de ver cómo las exclusivas de Konami, como los Pro Evolution Soccer, o los Final Fantasy de Square-Enix, o de FromSoftware, Capcom y un largo etcétera de estudios –sobre todo japoneses– han hecho patria alrededor de PlayStation, PS2, PS3, PSP, PS Vita, PS4 y ahora PS5. Obstáculos que se han puesto en el camino de SEGA o Microsoft, y por supuesto Nintendo, sin que nadie judicializara nada y que han sorteado, casi siempre, teniéndose que conformar con un segundo puesto y peores ventas.
Ahora, cuando Microsoft se decide a dar un golpe en la mesa para intentar revertir la situación por culpa de una política de exclusivos desastrosa, Sony salta a la yugular con todo su equipo legal, buscando que la plataforma del contrario no se haga con una de las franquicias de mayor éxito. Intentando que Xbox no cuente con un exclusivo propio más.
Sinceramente, para los que llevamos más de 45 años jugando con videojuegos ver a Sony así solo demuestra una cosa: que el miedo se ha instalado en sus oficinas. Y eso, aunque no lo creáis, es bueno para la industria de los videojuegos.
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