Xataka – Parece una presa china más: en realidad, oculta ascensores que hacen subir barcos por el corazón de una montaña
Imaginemos un barco que, en lugar de descender por esclusas, se eleva por una montaña dentro de una cámara de agua. Eso es exactamente lo que ocurre en Goupitán, una presa del suroeste de China donde la diferencia de nivel entre el embalse y el río alcanza casi doscientos metros. Para salvar ese desnivel, los ingenieros diseñaron tres ascensores consecutivos capaces de transportar embarcaciones de quinientas toneladas. Es un sistema que combina la escala de una presa hidroeléctrica con la precisión de un reloj y que ha transformado de nuevo al río Wu en una vía navegable continua después de más de veinte años de interrupción.
Durante años, el río Wu fue una autopista natural para Guizhou. Desde sus montañas, las barcazas bajaban hacia el Yangtsé cargadas de minerales, cemento o fertilizantes. Todo cambió con la construcción de las grandes presas hidroeléctricas a comienzos de los 2000: los embalses generaron energía, pero cortaron por completo la navegación. Entre 2009 y 2016 no existía paso navegable continuo en Goupitán: las mercancías debían descargarse antes de la presa, subir a camiones, rodear la montaña y volver a embarcarse río arriba. Ese trasbordo podía tardar uno o dos días y costar más de 20.000 yuanes por barcaza, un obstáculo que desalentó el transporte fluvial y encareció la economía local.
Tres ascensores, un mismo río y una montaña de por medio
Goupitán no es un ascensor de barcos, sino tres que trabajan en serie para permitir que el río vuelva a ser navegable. Cada uno supera una parte del desnivel y, entre ellos, un canal de conexión combina túneles excavados en la montaña y un acueducto suspendido sobre el valle. Según el Departamento de Transporte de Guizhou, el conjunto forma una ruta de poco más de dos kilómetros donde pueden operar gabarras estándar de quinientas toneladas. El diseño reparte la elevación total en tres tramos, con un nivel central totalmente equilibrado y dos extremos de tipo sumergible.
Este sistema se convirtió en el primero del mundo en aplicar tres elevadores consecutivos dentro de un mismo proyecto y en lograr una elevación de un solo nivel sin precedentes, de 127 m. La inversión rondó los tres mil millones de yuanes (unos 400 millones de euros), y la infraestructura puede mover casi tres millones de toneladas de carga al año.
El funcionamiento de Goupitán se basa en un principio tan simple como eficaz: el del equilibrio. Cada barco entra en una cámara llena de agua, de modo que el peso total apenas cambia cuando la embarcación flota dentro. Esa masa casi constante se compensa mediante contrapesos y cables de acero que suben y bajan el cajón con una precisión de centímetros. Los ascensores primero y tercero son de tipo sumergible, con el cajón que se hunde en el agua para igualar niveles, mientras que el central emplea un sistema totalmente equilibrado, similar a un ascensor convencional pero a una escala monumental.
Los motores eléctricos accionan los tambores que enrollan los cables, y toda la operación está controlada por sensores que miden la tensión y la posición en tiempo real. Si detectan una desviación, el sistema se detiene de inmediato.
Tres años después de que la presa hidroeléctrica entrara en servicio comenzaron las obras de navegación. Durante casi diez años, el lugar se transformó en un laboratorio de ingeniería. Hubo que abrir túneles de navegación bajo la roca, erigir torres metálicas y montar los cajones de acero a mano dentro del valle. En junio de 2021, un barco de quinientas toneladas completó la travesía de los tres ascensores, marcando un hito. En 2023, tras las últimas inspecciones, el Ministerio de Transporte declaró el sistema operativo y lo entregó a las autoridades provinciales para su explotación comercial.
Una vez en servicio, el sistema opera como una cadena sincronizada. El tránsito completo por los tres niveles se realiza en aproximadamente 38 minutos, según datos oficiales. El proceso está automatizado: sensores, cámaras y una sala de control central gestionan las compuertas, la presión del agua y el movimiento de los cables.
El impacto se notó desde el primer día. En noviembre de 2021, un convoy de catorce barcazas con siete mil toneladas de fosfato completó la travesía de los tres ascensores y marcó el regreso oficial de la navegación en el río Wu tras más de veinte años de interrupción. Desde entonces, el tráfico fluvial se ha consolidado como una alternativa real al transporte por carretera, con menores costes y una huella ambiental mucho menor.
Para Guizhou, una provincia sin salida al mar, esa diferencia es estratégica. El río Wu conecta con el Yangtsé y, a través de él, con el puerto de Shanghái. La reactivación del tráfico permite exportar minerales y materiales de construcción directamente desde el interior y, a su vez, recibir materias primas sin depender del transporte terrestre.
Las tareas de mantenimiento son constantes. Cada ascensor se somete a inspecciones diarias y revisiones más profundas cada pocas semanas. Los técnicos, por su parte, han recibido formación específica para operar la maquinaria. Mantener en equilibrio una estructura así exige la misma precisión que construirla y una coordinación operativa estrecha con la explotación del embalse.
El sistema de Goupitán cambió el mapa de los ascensores de barcos. Hasta su entrada en funcionamiento, el referente era el elevador de la presa de las Tres Gargantas, con un desnivel de 113 metros. En Europa destacan el Strépy-Thieu, en Bélgica, con 73 metros, y la Falkirk Wheel escocesa, una estructura rotatoria de 35. Ninguna se aproxima a los 199 metros que cubre el conjunto chino ni a los 127 de su tramo central, la mayor elevación individual registrada hasta hoy.
El ascensor de barcos de Goupitán está enclavado en uno de los paisajes más abruptos del suroeste chino. El río serpentea entre montañas cubiertas de bosque y pueblos dispersos en las orillas. Las fotografías oficiales tomadas con drones muestran la escala real del conjunto: tres cámaras gigantescas conectadas por túneles y acueductos, con barcos que parecen diminutos al ascender. El contraste entre la precisión industrial y la geografía del valle explica parte del impacto visual que produce verlos en movimiento.
Aunque su propósito es estrictamente logístico, el lugar ha atraído la atención de curiosos y visitantes. Desde la carretera que bordea el embalse y los accesos a la presa se obtienen vistas panorámicas, y el seguimiento mediático ha popularizado imágenes aéreas de las maniobras.
Imágenes | Gobierno de Guizhou
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La noticia
Parece una presa china más: en realidad, oculta ascensores que hacen subir barcos por el corazón de una montaña
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Xataka
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Javier Marquez
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