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Xataka – Las cadenas hoteleras ya no solo ofrecen habitaciones de lujo: Ritz-Carlton se zambulle en el negocio de los superyates

Hubo un tiempo en el que si querías viajar te desplazabas a un determinado rincón del mundo, y allí te hospedabas en uno de los hoteles locales. Si eras millonario, una alternativa a ese hospedaje eran los hoteles de cinco estrellas, que ofrecían a sus selectos huéspedes las comodidades que disfrutaban en sus propias mansiones.

Sin embargo, los gustos y las necesidades de esos millonarios han cambiado y, con ellos, las grandes cadenas hoteleras de lujo. Si el 1% más rico del planeta quiere vivir aventuras marinas a bordo de megayates y cruceros de lujo, la cadena hotelera The Ritz-Carlton les va a ofrecer The Ritz-Carlton Yatch Collection como un nuevo servicio de alojamiento de lujo.

Mansiones flotantes de cinco estrellas

En 2022, la cadena hotelera de alojamientos de lujo tomó la temperatura del negocio de los cruceros y experiencias marítimas, incorporando a su oferta de alojamiento un superyate que ofrecía a sus clientes como alternativa vacacional de lujo y privacidad.

La aventura marítima de la cadena hotelera comenzaba con el Evrimaun minicrucero con capacidad para 298 huéspedes que ofrece la misma experiencia de cuidado por el detalle y la exclusividad de sus hoteles, pero a bordo de un yate de lujo con la misma cantidad de personal de servicio que de huéspedes. La experiencia ha sido un éxito tan rotundo que la compañía ha incorporado en 2024 dos nuevos megayates de lujo a su catálogo: Ilma y Luminara.

El Ilma será el primero en entrar en servicio este mismo año. El Luminara iniciará su singladura por las aguas del mediterráneo en julio de 2025.

La experiencia que propone la cadena Ritz-Carlton con estos yates de lujo es la de un crucero por los mares Caribe o Mediterráneo, por regiones como el Norte de Europa o Báltico, Asia o un trazado transatlántico. Sin embargo, la cadena hotelera pone en su oferta marítima el toque de lujo y exclusividad que han servido de base de su negocio hotelero en tierra firme, ofreciendo los servicios de un resort de lujo.

El Ilma, que significa agua en maltés, tiene una capacidad para 448 huéspedes y cuenta con 224 suites, todas ellas con terraza privada, y dos suites exclusivas de más de 93 metros cuadrados. El minicrucero de lujo tiene cinco restaurantes a bordo, seis bares, una bodega de vinos exclusivos y distintas cubiertas comunes a lo largo de sus 240 metros de eslora, y zonas de beach club en la popa del yate.

Por su parte, el Luminara, que significa luz en latín, aportará 452 plazas a la oferta de cruceros de la cadena hotelera y 226 suites con terraza privada con vistas al mar. Además, incorpora un spa exclusivo de Ritz-Carlton y una marina privada.

Una habitación por más de 10.000 euros por semana

Disfrutar de un crucero de lujo a bordo de estas mansiones flotantes no está al alcance de todos los bolsillos.

A modo de ejemplo, un crucero de siete noches por las islas griegas con salida el 14 de julio de 2024 a bordo del Evrima costaría desde 10.591 euros por persona. Si se opta por alojarse en una de las suites con vistas, el precio se dispara hasta los 39.691 euros por persona las siete noches.

Un crucero de nueve días entre Lisboa y Portsmouth (Reino Unido) a bordo del Ilma el 29 de junio de 2024 cuesta desde 9.673 euros por persona. El precio se incrementa considerablemente dependiendo del tipo de alojamiento que se elija a bordo del yate.

Optar por una de las suites del propietario, con 93 metros cuadrados, puede hacer que la factura ascienda hasta los 56.573 euros por persona para las nueve noches de crucero.

En Xataka | La última tendencia entre los millonarios no es comprar un yate. Es compartir un minicrucero de lujo

Imagen | Wikimedia commons (Tony Webster), Ritz-Carlton


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por
Rubén Andrés

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Xataka – En China imaginan un futuro con trenes de metro ultralivianos de fibra de carbono, así que acaban fabricar el primero

China es uno de los referentes mundiales en el sector del ferrocarril. El país ha construido estaciones gigantescas, como la Guanzhou Baiyun, y tiene algunos de los trenes más rápidos y modernos del mundo, como el Fuxing Hao. Pero hay muchos más logros en su historial. Hace escasos días, CRRC Sifang y Qingdao Metro presentaron el primer tren de metro de fibra de carbono del mundo.

Estamos hablando del CETROVO1.0 Carbon Star Express Rail, un ten que acaba de completar las pruebas posteriores a su fabricación y que está destinado a iniciar sus operaciones de demostración en la línea 1 del metro de Qingdao en algún momento del año. Según recoge Sina, este tren es hasta un 11% más ligero que un equivalente de aleación de acero, y, además, es muy resistente.

Un tren de fibra de carbono en China

La misión que tenía el fabricante era reducir el peso del tren lo máximo posible para rebajar los costes de operación de metro y, a su vez, generar un menor impacto ambiental al consumir menos energía. La fibra de carbono, ampliamente utilizada en coches deportivos y aeronaves por su ligereza y resistencia frente al acero, se convirtió en el material ideal para alcanzar este objetivo.

Tanto el chasis como el marco del bogie, la estructura que sostiene los conjuntos de ruedas, están hechos de materiales compuestos de fibra de carbono. CRRC Sifang señala que el primero es un 25 % más liviano que en un tren tradicional mientras que la mejora del segundo es del 11 %. A nivel de energía operativa, el consumo promete ser un 7 % menor que una unidad tradicional equivalente.

La reducción del peso y la mejora de la eficiencia no son las únicas ventajas del CETROVO1.0. El fabricante asegura la utilización de la fibra de carbono ha permitido crear un tren mucho más resistente. Las partes de este material presentan una mayor resistencia a la fatiga y deberían ofrecer una vida útil más prolongada. También aseguran que el tren tiene muchísimas otras novedades interesantes.

Un sistema de mantenimiento llamado SmartCare realiza tareas de autodiagnóstico de la seguridad del vehículo. Además, registra métricas relacionadas a la salud estructural, el rendimiento y la mejora de la eficiencia. ¿El resultado? Prometen que los costes de mantenimiento carean alrededor del 22 %. El tren de metro de fibra de carbono es una realidad y pronto debería comenzar a funcionar a modo de prueba en China.

Imágenes | CRRC Sifang

En Xataka | Tras las maletas y asientos, Lufthansa ha encontrado otra forma de encarecer los billetes de avión: 72 euros por emisiones


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por
Javier Marquez

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HardZone – Los cinco mejores exclusivos de Nintendo DS, según Metacritic

Nintendo es una de las compañías de videojuegos que más ha destacado a lo largo de la historia. Uno de los terrenos en los que más lo han hecho ha sido en el de las consolas portátiles, siendo una de las más recordadas actualmente la legendaria Nintendo DS.

Si comenzaste tus andadas gamers durante la década de los 2000 estamos seguros de que probaste una DS. Muchas de las grandes sagas que Nintendo ha creado ha tenido se pasearon por dicha consola en forma de exclusivas. ¿Pero cuales son las mejores?

Lo más legendario (y exclusivo) de Nintendo

Así que como nuestra manera de homenajear a tan querida consola es que hemos investigado junto a nuestros colegas de Metacritic cuales son esos cinco videojuegos exclusivos de Nintendo DS que tenéis que jugar sí o sí, sin excusas. Así que una vez dicho esto, damos comienzo con el top.

5. New Super Mario Bros.

No se nos ocurre mejor manera de inaugurar esta lista que con un título del fontanero bigotudo. Este juego era una vuelta a lo más clásico del personaje, con distintos mundos y mucho plataformeo. Aunque en su momento fue exclusivo de Nintendo DS, más tarde tendría un port para la denostada Wii U. Cuenta con un 89 de calificación en Metacritic.

4. Advance Wars: Dual Strike

Aunque en occidente esta saga no nos suscite ningún tipo de interés, en Japón tiene cierta fama. Se trata de un título perfecto para los amantes de una buena historia, con toneladas de acción por turnos, como todo buen RPG debe tener. Si todo esto que os decimos os ha llamado la atención, entonces dadle una oportunidad. Tiene un 90 en Metacritic.

3. The Legend of Zelda: Phantom Hourglass

No creemos estar exagerando cuando decimos que este seguramente sea una de las aventuras más infravaloradas de Link. Claramente, en ciertos apartados, como el gráfico, estaba muy por debajo de los títulos para las consolas de sobremesa de la época. Sin embargo, eso no le quita su 90 en Metacritic. Para fans de la saga merece la pena.

2. Mario & Luigi: Bowser’s Inside Story

Durante el reinado de la Nintendo DS se trató de innovar un poco la clásica fórmula que los juegos de Mario habían tenido los últimos 35 años. En el caso del título que ocupa esta posición, se optó por una jugabilidad que se asemejaba más a un juego de rol. Esta combinación se ganó grandes críticas, teniendo en Metacritic un 90 sobre 100.

1. Mario Kart DS

¿De verdad os pensabais que nos íbamos a ir sin mencionar un Mario Kart? Para los gamers dosmileros, este juego es de los mejores, si no el mejor, de todos los de la saga. Algunos de sus circuitos han adquirido el estatus de legendarios, eso sin mencionar su gran banda sonora. Es la mejor exclusiva de Nintendo DS, con un impresionante 91 en Metacritic.

¿Y tú? ¿Cuál es tu exclusiva favorita de Nintendo DS?

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Xataka – Así se descubrieron en 1840 las ciudades mayas de Yucatán: la historia del hallazgo que cambió la historia de México

Llevamos más de 500 años descubriendo a los mayas. México es una auténtica mina y proyectos como el polémico Tren Maya lo han demostrado. Los arqueólogos han encontrado multitud de vestigios del pasado explorando el trazado de las vías (hasta una pirámide oculta de 25 metros) y en otras partes del país siguen apareciendo restos arqueológicos de la época prehispánica.

Un ejemplo son los canales de Ciudad de México, la entrada al inframundo de Oaxaca o el reciente descubrimiento de un sitio arqueológico en una zona que no había llamado la atención hasta ahora: Tecacahuaco. Las nuevas tecnologías también nos van a permitir aprender más sobre lugares ya estudiados, pero hoy nos vamos a remontar a cuando empezó todo: el descubrimiento de las ciudades mayas de Yucatán.

Juan Díaz y Tulúm. Como siempre ocurre en estos casos, puede que alguien lo descubriera antes, pero si no queda documentado, no es algo que valga para mucho. En el descubrimiento de las ciudades mayas, se habla mucho de la expedición de 1840, pero realmente hubo alguien que, tres siglos antes, ya escribió sobre estas ciudades mayas.

Juan Díaz era el capellán y cronista de la Segunda expedición de Juan de Grijalva a las costas mexicanas. No es que se explayara demasiado y en aquella época documentar el pasado tampoco era la obsesión (encontrar oro y plata, por el contrario, sí lo era), pero Díaz dejó por escrito que había visto una ciudad, al menos, «tan grande como Sevilla». Se estima que esa ciudad era Tulum, un sitio muy interesante en la actualidad, pero que unos años después de aquel avistamiento se describió como una simple ciudad en ruinas.

Stephens y Catherwood. Dando un salto en el tiempo, nos plantamos a mediados del siglo XIX. John Lloyd Stephens era un abogado de Nueva Jersey en su juventud fue a Europa. Viajó por varios países y terminó visitando tanto Jordania como Egipto, recorriendo los principales yacimientos del país y documentando su viaje.

Cuando tocaba volver a casa, en una escala en Londres conoció a Frederick Catherwood, un arquitecto y pintor británico que ya había participado en algunas expediciones arqueológicas. Antes de viajar a Europa, Stephens se iba a dedicar a la política y gracias a sus contactos consiguió que lo nombraran Encargado de negocios de EEUU en Centroamérica.

Dibujo de Tulum realizado por Catherwood

Comprando una ciudad por 50 dólares. Stephens y Catherwood tenían interés por conocer la zona y, en 1839, emprendieron el viaje. Esa década de 1840 no era la más propicia para viajar, ya que había zonas como Copán con conflictos civiles, pero la pareja emprendió el camino a pie por la jungla y, tras abrirse paso a machetazo limpio y casi desesperar al no encontrar nada, su paciencia se vio recompensada.

Se toparon con una losa de piedra tallada que les llamó la atención, y poco a poco fueron hallando más cosas (otras estelas, escaleras y muros ornamentados). Stephen consideró que la zona era de un gran valor arqueológico y la compró a su dueño por 50 dólares. Fue entonces cuando empezaron a trabajar en las labores de limpieza y documentación. Catherwood se encargó de eso debido a sus dotes de pintor y arquitecto.

Segunda expedición. Catherwood y Stephen publicaron el informe de esa primera expedición (Incidentes de viajes en Centroamérica, Chiapas y Yucatán) y la obra atrajo las miradas hacia esas magníficas tierras de los mayas que habían sido olvidadas por parte de los exploradores españoles. Fue un viaje complicado, pero lograron un éxito colosal y, en una segunda expedición en 1941, la pareja se dedicó a seguir estudiando las ciudades de Tulum, Mayapán, Aké o Chichén Itzá.

Los dos colegas mantuvieron el contacto. Stephens había sido nombrado Vicepresidente y Director de la Ocean Steam Navigation Company, pero en 1850 le ofrecieron la oportunidad de supervisar la construcción del ferrocarril de Panamá. Entonces, ofrecí a Catherwood su puesto mientras él estaba ocupado con los trenes. Dos años después, sin embargo, murió y se colocó en su lápida una placa con jeroglíficos mayas.

Catherwood no tardó en acompañarlo, ya que falleció en 1854, aunque de una forma más trágica: viajando de Liverpool a Nueva York, el crucero Arctic naufragó. Murieron los 385 pasajeros y la prensa en la época no prestó atención a que él era uno de ellos.

El Castillo, de Chichén Itzá, por Maler

Teoberto Maler. El trabajo de la pareja fue vital para que otros investigadores y arqueólogos se fijaran en Yucatán, y uno de ellos fue Teobert Maler. Austro-alemán nacido en 1842, también fue un arquitecto, pero tenía ganas de ver mundo. Eso lo llevó a alistarse como soldado en el ejército del emperador mexicano Maximiliano I. Las fuerzas republicanas acabaron con su imperio y Maler, en lugar de exiliarse, se quedó en México.

Se rebautizó como Teoberto, ya que era más fácil de pronunciar, y debido a su gusto por las antigüedades y la fotografía, emprendió un viaje para documentar las ruinas mayas. Como Catherwood y Stephens antes que él, se abrió paso por la selva, machete en mano y con la ayuda de los nativos, pero además de papel y lápiz, también tenía una cámara.

Fue así como consiguió documentar el estado de El Castillo de Chichén Itzá en 1892 o algunas tablillas que encontró a su paso. También se dio cuenta de que exploradores anteriores habían pasado por alto muchas ruinas y se habían documentado sólo parte de la riqueza del lugar.

Nada de enviar a Europa o EEUU. Además, había algo que no agradaba nada a Maler. Cuando se producía un avistamiento de algo con cierto valor, la tendencia era arrancarlo del lugar y transportarlo a Europa o Estados Unidos. Su opinión era que todo debía dejarse en su sitio, conservándose intacto para su estudio. Fueron ideas adelantadas a su época (que se lo digan al Museo Británico) y escribió varias cartas al gobierno mexicano exponiendo su pensamiento.

Y podríamos pensar que, tras un trabajo tan importante, Maler viviría de forma acomodada, pero… no. Lo primero es que sus obras no tuvieron éxito y sus publicaciones científicas eran difíciles de contrastar porque las enviaba y, después, se iba unos cuantos meses a seguir investigando, lo que hacía imposible contactar con él. Lo segundo es que su dinero se había esfumado y se ganaba la vida vendiendo copias de sus fotografías a turistas y otros arqueólogos.

Murió en 1817, a los 75 años, en Mérida y sus trabajos se publicaron de forma póstuma. Curiosamente, falleció sin saber que fue uno de los precursores de la arqueología moderna, pero al menos nos dejó para el recuerdo la impresionante foto de El Castillo con la maleza cubriendo toda la escalinata.

Imágenes | Beyond My Ken, Frederick Catherwood, Teoberto Maler, Daniel Schwen

En Xataka | Los mayas jugaban al fútbol. Y ahora sabemos que bajo las canchas enterraban una sorpresa alucinógena


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por
Alejandro Alcolea

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Xataka – Durante años las playas rosas de Australia han sido un enigma geológico. Ahora tenemos una pista que dasafía lo que creíamos saber

No es fácil encontrar playas color de rosa. Los minerales capaces de dar ese color a la arena de la playa, los granates, son bastante sensibles a las olas y las corrientes del océano. Eso significa que, cuando nos encontramos una playa de este tipo, debe de haber una fuente cercana de granates.

Durante años, esa ha sido una pequeña obsesión de expertos y aficionados de todo el mundo: encontrar para cada playa rosa, un yacimiento rico en granates de dónde salía la arena.

En todo el mundo, menos en Australia.

¿En Australia? ¿Qué pasa en Australia? Esa es la gran pregunta. En el sur de Australia, grandes extensiones de playa suelen estar cubiertas por manchas de arena rosada. El problema es que, por más que han buscado los geólogos durante años, no han sido capaces de encontrar esa fuente de silicatos granates.

Y no por falta de candidatos potenciales. En general, hay varios tipos de ‘fuentes locales’ de granates. Este grupo de silicatos suelen formarse a grandes profundidades bajo la superficie. Eso hace que, por ejemplo, una de sus fuentes principales de este material sean los volcanes. En concreto, una estructura volcánica llamada «tubos de kimberlita«.

Y aunque hay varios yacimientos de este tipo en Australia, están demasiado lejos de la costa para que sean la fuente de las playas rosas del sur.

Ninguna montaña que cuadre. Porque la otra gran fuente son los macizos montañosos antiguos que, sometidos a una fuerte erosión, dejan grandes cantidades de granates a merced del clima, los ríos y las corrientes. Había dos grandes ‘yacimientos’ de este tipo: el cinturón de pliegues y cabalgamientos de Adelaida, por un lado; y una amplia zona de la parte central del sur de Australia llamada Gawler Craton.

En cuanto las técnicas de investigación permitieron analizar la antigüedad (y otras firmas geológicas), los investigadores se lanzaron a comprobar cuál era el origen real de las playas rosadas. El problema se hizo evidente muy rápido: las fechas no cuadraban, la antigüedad no cuadraba. Muy joven para Gawler Craton, muy vieja para el cinturón de Adelaida. La arena rosa no puede haber salido de ninguna de esas dos fuentes.

¿Entonces? Entonces nada. Durante años, ha sido un enorme misterio.

Hasta que, casi por casualidad, encontraron una respuesta. Analizando sedimentos glaciales de otras zonas cercanas, un equipo de la Universidad de Adelaida encontró una pista muy interesante. En la isla del Canguro, la tercera más grande de Australia, encontraron granates de una edad parecida a los de las playas y eso hizo que se les encendiera una bombilla. ¿Y si vinieron con los glaciares?

Es decir, ¿y si vinieron de la Antártida? No era una locura. Durante el Paleozoico Tardío, Australia estaba conectada con la Antártida por una enorme capa de hielo. Era perfectamente posible que los granates, protegidos por los glaciales, llegaran desde allí.

El problema estaba en encontrar granates en la Antártida, claro. Porque como explican los investigadores, «hay un afloramiento de roca en la Antártida oriental donde se han encontrado granates de la edad adecuada, cerca del glaciar Skelton en el sur de la Tierra Victoria. Sin embargo, un afloramiento tan pequeño no podría haber producido el gran volumen de granate que vemos en las costas australianas».

La pregunta es… ¿Puede haber mucho más granate a lo largo de las montañas Transantárticas? Los investigadores creen que sí, pero por ahora no pueden demostrarlo. Sin embargo, por primera vez en muchos años tenemos una teoría que puede explicar uno de los grandes misterios de la costa australiana.

Y no es poco.

Imagen | Patrick Ryan

En Xataka | Un abogado ha encontrado un resquicio legal a la crisis de la vivienda en Australia: exponer las casas vacías en la red


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por
Javier Jiménez

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Xataka – Me paso todo el día escuchando música: así utilizo Spotify para no repetirme y descubrir nuevas canciones

Nunca olvidaré la gran respuesta de mi amigo Jose ante la eterna pregunta de ¿y tú qué escuchas?: «yo escucho de todo. Del ‘Mutter’, del ‘Sehnsucht’ o del ‘Reise, Reise'». No vamos a engañarnos, cada cuál tiene sus gustos. Casi siempre acabamos volviendo a las eternas canciones que nos encantan y que no podemos parar de escuchar en bucle. Pero de vez en cuando hay que abrir la mente para descubrir nuevos grupos. No es fácil, lo sé. Por ello aquí os dejo mi experiencia con Spotify para descubrir nuevas canciones.

Llevo pagando Spotify Premium toda la vida. Por lo menos unos 15 años. Siempre digo que es mi relación más estable. Por lo menos ocho horas todos los días escuchando música mientras trabajo. Muchas semanas soy un disco rayado, pero afortunadamente me he acostumbrado a aprovechar algunas de las herramientas que ofrece el servicio de streaming para encontrar música diferente. Obviamente siempre dentro de unos límites.

Desde la pestaña de ‘Buscar’ tenemos acceso directo a las listas de géneros y mejores éxitos. De todas estas listas personalizadas hay dos que me gustan especialmente.

La primera de ellas es ‘Descubrimiento semanal‘. Es quizás la lista de reproducción con el algoritmo más afinado en función de nuestros gustos. Cada lunes tendremos un listado de 30 canciones que nos podrían gustar y no hemos escuchado todavía. Aquí tenemos desde canciones de grupos que hemos escuchado muy poco hasta grupos nuevos similares a los que habitualmente escuchamos. No se trata de canciones nuevas, sino simplemente canciones imprescindibles que por cualquier razón no hemos escuchado hasta la saciedad.

Me encanta cuando el Descubrimiento semanal me pone una canción que ya me sonaba, pero que no conocía el título. Esos pequeños momentos de ilusión que merecen tanto la pena.

La segunda de las listas recomendadas que más utilizo es ‘Radar de Novedades‘. Aquí encontramos todos los viernes nuevas canciones que han sacado algunos de los grupos que escucho. El clásico single de un nuevo disco o ese grupo que hace tiempo que no escuchas que casualmente han vuelto a la vida después de varias décadas de ultratumba.

La opción manual, que también está ahí, es el redescubrir viejos álbumes de la discografía de algún artista que nos guste. Muchas veces tenemos muy escuchadas algunas canciones, pero no todo el disco. El ‘British Steel’ es un álbum épico más allá de ‘Breaking the Law’.

Si ya va siendo hora de cambiar de grupo, una opción imprescindible de Spotify es la de «Sus fans también escuchan«. Puedes seleccionar uno de tus grupos favoritos y te recomienda algunos similares. Viene bien para descubrir nuevos grupos. Me encanta cuando me recomienda un grupo nuevo que recuerdo haberlo visto en algún cartel de festival.

El algoritmo de Spotify está muy bien entrenado y no puedo olvidarme de dos funciones que suelen acertar bastante. La primera es la de «Radio», basadas en un artista concreto. Es perfecto cuando quieres escuchar un grupo muy particular, pero no hace falta que el 100% sea ese grupo. Total, si me cuelan una canción de Airbourne en la radio de ACDC no creo ni que me dé cuenta.

La otra opción son los «Mix». Aquí Spotify lo utiliza como cajón de sastre. Hay mixes de todo lo que queramos. Los Mix Diario del uno al tres seguramente los tengamos muy trillados, pero los Mix Diario 4, 5 o 6 suelen ser ideales para escuchar esas canciones que te encantan, pero no repites tanto.

Hay muchos más mixes a lo largo de la aplicación. Por géneros, por épocas, basados en estados de ánimo… en ocasiones me dejo llevar por un titular sugerente de uno de estos mixes y miro a ver qué tal.

Uno que también me gusta, porque al final soy un nostálgico, es el de ‘Cápsula del tiempo’. Te devuelve a aquellas canciones que escuchabas cuando eras adolescente, porque aunque nos cueste reconocerlo siguen siendo nuestras favoritas.

Y dejo para el final las propias listas de reproducción. Aquí cada uno tendrá su propia colección. Spotify, al ser una red social también, nos permite compartir listas con amigos y ver en algunos caso lo que están escuchando nuestros conocidos.

En el momento de crear listas también tenemos un algoritmo de sugerencias muy bueno. A medida que añadimos nuevas canciones a la lista, nos recomienda algunas similares. Con esto podemos ir perfilando y creando de cero listas muy concretas. Esta sí, esta no. La interfaz es muy sencilla y lo cierto es que en pocos minutos puedes crear listas muy interesantes.

Y si hablamos de listas, que no falten las de los festivales. Cuando tengo un concierto o un festival pendiente, siempre me pongo la lista de reproducción para descubrir cuáles son las mejores canciones de los grupos que van a tocar. Las de los cabezas de cartel suelen ser conocidas, pero siempre hay algunos grupos que uno desconoce y se acaban convirtiendo en todo un descubrimiento.

Estos son mis trucos y mi forma de descubrir música, pero seguro que cada uno tenéis vuestro propio método. Sea como sea, larga vida a la música.

En Xataka | Spotify: 32 trucos (y algún extra) para aprovechar el servicio de música al máximo


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por
Enrique Pérez

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HardZone – Da una segunda vida a tu viejo portátil gracias a ChromeOS Flex

Uno de los mayores problemas en la actualidad es la basura electrónica y más concretamente, la informática. Para reducir el desperdicio, muchas empresas tecnológicas buscan ofrecer soluciones para dar una segunda vida a esos viejos ordenadores. Google trabajando en esta línea ha desarrollado ChromeOS Flex, un sistema operativo liviano pensado para que podamos seguir usando sistemas considerados «obsoletos».

Google hace mucho tiempo que ofrece su propio sistema operativo para ordenadores portátiles, denominado Chrome OS. Este sistema operativo es una especie de exportación de Android para sistemas portátiles. Se caracteriza por no requerir hardware muy potente para funcionar, de ahí que los equipos con este software sean económicos.

Chrome OS se enfocan sobre todo a la formación y al trabajo flexible, entre otros. La fortaleza es que permite trabajar en la nube y, por tanto, compartir documentos y trabajar entre compañeros de manera simultánea. Una variante de este es, precisamente, ChromeOS Flex, una versión liviana para dar una segunda vida a diferentes sistemas.

¿Qué es ChromeOS Flex?

Es un sistema operativo de tipo liviano que está basado en la distribución Gentoo Linux. Debemos decir que el núcleo es Gento Linux, pero Google le ha incorporado una interfaz gráfica basada en el navegador Google Chrome. Permite a este sistema operativo el soportar, mayormente, aplicaciones web.

Flex se puede instalar en prácticamente cualquier ordenador, eso sí, siempre que se cumplan los requisitos mínimos. La verdad es que cumplir con estos requisitos es muy sencillo, ya que estos son:

Procesador: Debe de ser Intel o AMD X86 de 64 bits posterior a 2010
Memoria RAM: Como mínimo debe tener 4 GB
Almacenamiento: Tendrá una capacidad de al menos 16 GB
Gráfica: Cualquier modelo posterior a 2010
Unidad USB: Necesitamos una memoria USB de al menos 8 GB para crear un instalador del sistema operativo

Pese a que ChromeOS Flex, en teoría, llega para dar una segunda vida a cualquier sistema, Google expone ciertas advertencias. La compañía solo garantía el correcto funcionamiento en modelos certificados, pudiéndose generar problemas inesperados en sistemas no certificados. Además, no garantizan el rendimiento, funcionalidad y estabilidad en sistemas no certificados.

Traducido, puedes instalar ChromeOS Flex en cualquier ordenador, aunque igual hay ciertos problemas de funcionamiento o rendimiento. En líneas generales, no deberías tener el más mínimo problema, ya que se basa en una distribución Linux.

Donde se puede descargar

Este sistema operativo no está un poco escondido, por así decirlo. La web oficial solamente nos permite descargar la versión para empresas, por así decirlo. Para acceder a la opción libre debemos ir a la página de Ayuda de ChromeOS Flex y buscarla.

Para simplificarte el proceso, debes pulsar aquí. Una vez accedas, debes bajar hasta casi al final, donde encontraras una sección que indica «Descargar desde Google». Luego, verás que hay un trozo de texto resaltado en azul y debes pulsar ahí para descargarlo.

La instalación no es precisamente sencilla, ya que para agregarlo a una memoria USB, debes descargar una extensión de Chrome especifica, que es la «Herramienta de Recuperación de Chromebooks». Ahora, debes seguir estos pasos:

Abrimos la extensión y empezamos el proceso.
Pulsamos sobre «Selecciona un modelo de la lista».
Hacemos clic sobre «Selecciona un fabricante» y del menú desplegable bajaremos hasta encontrar la opción de «Google ChromeOS Flex».
En «Selecciona un producto» solo encontraremos la opción de ChromeOS Flex.
Seleccionamos la memoria en la que queremos integrar el instalador del sistema operativo y siguiente.
Ahora es un proceso automático que no nos dirá nada hasta terminar.

Importante que antes de empezar, debes verificar que la memoria está vacía. De no ser así, copia cualquier dato, ya que todos los datos almacenados en la memoria USB serán borrados.

Alternativas a ChromeOS Flex

Quizá el requisito que más llama la atención es que el PC debe tener 4 GB de memoria RAM. Esto deja a fuera a muchos sistemas antiguos que pueden tener menor cantidad de memoria del sistema. Por suerte, hay muchos sistemas operativos basados en Linux que nos pueden venir muy bien. Algunos de estos serían:

Linux Lite: Versión basada en Ubutu LTS y con una interfaz de escritorio XFCE que recuerda un poco a Windows XP. Lo bueno de este sistema operativo es que requiere de menos de 1 GB de memoria RAM y apenas 8 GB de almacenamiento. Pedes descargarlo desde aquí.
Tiny Core Linux: Esta versión de Linux es realmente se basa en un kernel de Linux modificado y muy reducido. Tiene una interfaz de escritorio minimalista basada en una combinación de BusyBox y FLTK. Para hacer funciona este sistema operativo apenas necesitamos 28 MB de memoria RAM, así que puede funcionar en casi cualquier ordenador que imagines. Lo puedes descargar desde la web oficial.
Zorin OS Lite: Nuevamente, tenemos una distribución de Linux con una interfaz de usuario que recuerda a Windows. Es bastante atractiva y cómoda de utilizar, pudiendo ser una gran opción para sistemas viejos con capacidades limitadas. Requiere de tan solo 512 MB de memoria RAM y 8 GB de espacio. La web de descarga la tienes aquí.

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Xataka – Ni con todo el dinero del mundo: la supuesta lista negra de compradores vetados por Bugatti

El mercado del lujo es, por su propia definición, exclusivo. La mecánica es simplísima: cuanto menos gente pueda acceder a un producto, más exclusivo y lujoso será. Más dinero para el que lo vende, más reconocimiento para el que lo compra. Todos ganan. Si pueden pagarlo.

O si pueden acceder a él.

Para unos pocos. El pasado mes de marzo, mi compañero Carlos Prego contaba en Xataka que Hermès se enfrentaba a dos demandas por vetar la venta de un bolso Birkin a dos potenciales clientes. Según la marca, las dos personas que intentaron comprar su accesorio más emblemático no habían sido lo suficientemente «fieles» a la marca.

El Birkin es un bolso extremadamente lujoso que cuesta varias decenas de miles de euros y cuyas unidades más exclusivas superan el millón de euros. Si todo rico tuviera acceso a un Birkin, el negocio para Hermès se acababa. Precisamente por la dificultad de hacerse con uno pueden pedir cantidades astronómicas por uno de ellos.

Sólo para 250 elegidos. A lo que obliga Hermès para hacerse con uno de sus Birkin es a consumir un número determinado (no revelado) de sus productos. Un movimiento empresarial al que también obliga Ferrari, quien sólo da acceso a alguno de sus clubs privados bajo estrictas condiciones.

Uno de estos grupos da acceso a los denominados One-Off, los coches más exclusivos de la marca. Son coches que se producen a petición expresa de su cliente, con una serie de características técnicas que lo convierten en un coche único y totalmente exclusivo. Una petición que requiere paciencia. Concretamente, entre tres y cinco años de espera.

La marca, de hecho, solo permite que 250 clientes puedan encargar una de estas unidades. Entre las peticiones de los clientes de Ferrari encontramos coches pensados por y para ser disfrutados en un circuito o, sencillamente, coches para disfrutar en el día a día.

Morir de éxito. Lo que no quieren estas compañías es, sencillamente, morir de éxito. Es decir, que unas ventas masivas no hundan su imagen de marca exclusiva. Por mucho interés que haya, la propia compañía cierra pedidos para mantener la demanda. Es lo que ha pasado con el Ferrari Purosangue.

Estas marcas necesitan tener las ventas controladas porque, de no ser así, la imagen de marca se diluye. Pero, también, porque cuantos más coches se vendan más posibilidades hay de que alguien trate el coche de una forma que la compañía puede considerar «indebida». Y así nacen las listas negras.

«Mira, casi mejor que no». Algo parecido es lo que le debieron decir a Tom Cruise, Floyd ‘Money’ Mayweather o Jenson Button. Esto es lo que sostienen algunos medios ingleses, quienes afirman que Bugatti cuenta con una lista negra que prohíbe a los anteriores mencionados hacer con uno de sus coches. Al menos si lo compra nuevo.

En el caso de Cruise, parece que el hecho se remonta a un incidente con un Bugatti Veyron. Según medios como Unilad, hace casi 20 años que la firma francesa impide al actor de que Cruise se haga con un coche. Aseguran que el origen del conflicto está en una alfombra roja cuando el actor tuvo problemas para abrir una de las puertas del coche en una imagen que, para Bugatti, fue demasiado bochornosa.

Un ataque a su imagen. Esta lista negra no solo es cosa de Bugatti. Desde hace años también se asegura que Ferrari cuenta con otra en la que tienen vetados a un buen número de famosos de todo tipo. Autoevolution asegura que Chris Harris o Nicolas Cage están entre ellos.

Pero el caso más famoso es el de Joel Thomas Zimmerman, más conocido por su trabajo como DJ bajo el nombre de Deadmau5. El músico repintó un Ferrari 458 Italia simulando el meme de Nyan Cat lo que le valió una amenaza de Ferrari de denunciarlo por un daño a su propiedad industrial, según Motorpasión.

Según el medio, el cantante Justin Bieber o el diseñador Philipp Plein también han recibido avisos desde Maranello relacionados con las modificaciones de sus coches o el uso que le dan al mismo.

Fotos | Wikimedia y Bugatti

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Ni con todo el dinero del mundo: la supuesta lista negra de compradores vetados por Bugatti

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Alberto de la Torre

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Xataka – La mejor forma de sumergirte de nuevo en la Segunda Guerra Mundial: un «Google Maps» interactivo del conflicto

Internet es un invento fascinante y una genial ventana al mundo. Puede parecer manido, pero en la película ‘Pequeños Guerreros‘ se mostraba un momento en el que uno de los juguetes se topaba con la Encarta, descubriendo esa ventana al conocimiento. Los mapas son otro gran invento de la humanidad y si se combina con Internet, surgen los mapas interactivos. Dentro de esta categoría, hay mapas de todo tipo como los que nos permiten explorar qué personajes históricos nacieron en nuestra localidad, el de los conflictos bélicos en desarrollo y hasta el Google Maps del Imperio Romano.

Para los amantes de la Segunda Guerra Mundial, también existe un mapa en el que podemos no sólo navegar a nuestro antojo mientras encontramos sucesos importantes de la contienda, sino descubrir monumentos, historias que no son tan conocidas y dar un paseo virtual sin movernos de casa por todas y cada una de esas localizaciones.

El Google Maps de la Segunda Guerra Mundial

“Guía virtual para el turismo del recuerdo” es lo que reza la página principal de KilRoy Trip. Se trata de una organización francesa sin ánimo de lucro que tiene el objetivo promover el recuerdo de los lugares vinculados a la Segunda Guerra Mundial. Puedes acceder a este mapa a través de este enlace o descargando la app para Android o iOS. Y, dicho esto, veamos qué tiene por ofrecer.

Se trata de un proyecto abierto que cuenta con 88 colaboradores activos, casi 3.400 puntos de interés con fotos y descripciones y un total de 13 categorías. Vamos, que es una enorme enciclopedia con la posibilidad de elegir si queremos visitar virtualmente un edificio histórico, un museo, un cementerio, los vehículos reales que siguen en ciertos puntos, los memoriales, búnkeres y hasta fotografías geolocalizadas.

Aunque esa categorización y división es genial para encontrar algo concreto (y porque tenemos la posibilidad de organizar rutas por Google Maps y recibir información de los puntos más famosos), lo realmente interesante y curioso para hacer desde casa y ver la magnitud del conflicto es empezar a navegar por el mapa.

En este enlace tienes la visión del mapa creado con OpenStreetMap y hay dos opciones: o buscamos algo concreto (por ejemplo, ‘Pearl Harbor’) para que nos lleve directamente, o empezamos a hacer scroll con el ratón. Cualquiera es válida e iremos viendo diferentes marcadores en el mapa. Así, tenemos iconitos que representan monumentos o hechos aislados en algunos puntos, pero también círculos de colores con números.

Pinchando en uno de estos círculos se realiza un aumento automático de la imagen y, en la parte inferior de la página, podemos ver que se muestran localizaciones importantes. Por ejemplo, en la playa de Omaha podemos ver monumentos, el búnker WN62 y un puesto de observación, pero también memoriales. Si pulsamos en alguno de estos puntos, además de poder ver fotografías más detalladas y hasta la posibilidad de dar un paseo por Google Maps, podemos ver más información.

Por ejemplo, en ese búnker WN62 podemos leer que era un puesto de observación para artillería, que tenía cuatro puestos para ametralladoras MG42, así como para morteros, y que 40 hombres habían sido los asignados para defender este puesto. También sus características, como que tiene unos 330 metros de largo y podemos echar un vistazo a la perspectiva de las plazas que tenían las nazis gracias al mencionado paseo virtual por Google Maps.

En la misma página tenemos localizaciones cercanas y una serie de etiquetas que nos permiten saltar a más información relacionada, recordando muchísimo a la mítica Encarta.

Hay muchísimos puntos de interés entre Reino Unido, Francia, Países Bajos, Bélgica y Alemania, pero evidentemente también tenemos información de Noruega, el norte de África, Austria, Stalingrado, el frente del este, Estados Unidos, Italia o Japón.

Un mapa interactivo más concreto de la Segunda Guerra Mundial

Ese Google Maps de la Segunda Guerra Mundial tiene contenido para perdernos durante horas, pero si buscas algo más acotado, la American Battle Monuments Commission tiene un par de propuestas de lo más interesantes. Se trata de un mapamundi interactivo en el que no tenemos que navegar, ya que todo está más masticadito.

Puedes entrar a través de este enlace y encontramos una barra inferior en la que podemos filtrar por eventos (desde el periodo de preguerra hasta la posguerra, pasando entre 1939 y 1945). Dependiendo del año elegido, diferentes colores teñirán las principales zonas del conflicto para que podamos ver las zonas controladas por los aliados, las neutrales y las del eje, así como una serie de hitos.

Si pinchamos en uno de ellos, se despliega un mapa detallado de la contienda, un vídeo con un hecho histórico relacionado y una pequeña leyenda que nos cuenta tanto la historia de la batalla como las facciones implicadas. La página está en inglés, pero siempre se puede utilizar la opción de traducción de los navegadores si no dominamos el idioma.

Y podemos ver los hechos en forma de mapa o como gráfico, representado en una línea de tiempo. Es posible cambiar entre ambas vistas en la parte inferior izquierda y, de igual forma que en la vista de mapa, si pinchamos en cualquier acontecimiento se desplegará más información y un vídeo.

Son dos formas muy curiosas para revivir los principales acontecimientos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, pero mientras este segundo mapa es algo así como una Wikipedia animada, la opción de Kilroy Trip nos permite dar paseos virtuales por usando Google Street por las ubicaciones reales de las batallas para ver tanto los monumentos que pueda haber como la perspectiva que ambos bandos tuvieron de zonas concretas.

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La mejor forma de sumergirte de nuevo en la Segunda Guerra Mundial: un «Google Maps» interactivo del conflicto

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Alejandro Alcolea

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Xataka – La humanidad tenía todo lo necesario para descifrar los jeroglíficos, pero era incapaz de hacerlo. La batalla entre estos dos genios lo consiguió

El 15 de julio de 1799, mientras las tropas francesas trataban de conquistar Egipto y cerrar la vía de comunicación entre Reino Unido y la India, el capitán Pierre-François Bouchard se encontró con algo que cambiaría para siempre el pasado de la humanidad: la piedra de Rosetta.

Era una estela egipcia inscrita con un decreto emitido el año 196 a. C. por el faraón Ptolomeo V, pero eso era lo de menos. Lo importante es que había tres escrituras distintas: jeroglífico, un sistema poco conocido que creyeron siríaco, pero ahora sabemos que era demótico y griego antiguo.

Rápidamente, todo el mundo intuyó que iba a ser una pieza clave para descifrar la lengua de los antiguos faraones; pero lo que mucha gente ignora es que, durante más de 20 años, no pasó casi nada.

Tener la piedra de Rosetta no era suficiente.

París, septiembre de 1822

Batalla de las pirámides, Francois-Louis-Joseph Watteau (1798-1799).

Al menos, eso ha dicho siempre la historia oficial. El 27 de septiembre de 1822, un exultante Jean-François Champollion presentaba ante la Academia de Inscripciones de París su primer gran avance sobre la decodificación de los jeroglíficos. El hallazgo era realmente sorprendente y, de hecho, se considera a Champollion como el padre de la egiptología moderna.

Entre el público, estaba el médico, físico y lingüista británico Thomas Young. Young se había carteado con Champollion desde 1814 y, apenas tres años antes, había publicado un trabajo en la Enciclopedia Británica que adelantaba parcialmente los descubrimientos de Champollion.

Young estaba también exultante, ofreció a su viejo amigo francés todo su apoyo y, de hecho, unos días después de la presentación escribiría una carta en la que decía que si bien «se puede decir que [Champollion] encontró en Inglaterra la llave que abrió la puerta» [su propio trabajo], «la cerradura estaba tan terriblemente oxidada que ningún brazo común habría tenido fuerza suficiente para abrirla«.

Por eso, cuando Champollion publicó sus avances pocas semanas después y no reconoció el papel previo de Young, este se sintió profundamente dolido. En su libro de 1823, Young dejaba claro que el alfabeto era suyo y que Champollion únicamente lo había extendido. Esto, como no podía ser de otra manera, ofendió a su vez al egiptólogo francés. En plena resaca post-napoleónica, la egiptología se convertía en la guerra por otros medios.

Una larga batalla entre dos grandes mentes

O, mejor dicho, una batalla entre dos grandes egos. Porque, en el fondo, ambos sabían el enorme papel (y capacidad) que había tenido el otro. Young siempre reconoció el trabajo de Champollion y Champollion siguió colaborando con él en cosas como la decodificación del demócrito. El problema no era ese. Era un problema de reconocimiento, sí; pero también un conflicto personal (entre el racionalismo de Young y el romanticismo de Champollion) y el reflejo de una disputa (la de Inglaterra y Francia) que marcó los dos siglos siguientes.

En una estupenda entrevista en El Confidencial, Edward Dolnick explicaba que «todos hacemos lo que hacemos por una combinación de motivos, algunos de ellos admirables y otros no tanto. El futbolista domina el juego por el placer del deporte pero también por la adulación del público. Picasso pintaba para expresar sus emociones más profundas y también para ganar fama y mujeres. Champollion y Young realmente querían resolver un misterio y también ganar la gloria para ellos y sus naciones. ¿Es posible que, sin estos motivos básicos, no reuniésemos la energía y la resistencia para lograr grandes cosas?»

Puede que no. Es indudable que la lucha personal entre estos dos gigantes hizo que la egiptología (y la lingüística en general) evolucionara mucho más rápido de lo normal.

No obstante, esta no es una historia de odio y rencor. Como explicaba Carlos Prieto, en 1828, recién nombrado Champollion conservador de las antigüedades egipcias del museo del Louvre, recibió la visita de Young. Juntos, pasaron más de siete horas revisando piezas y discutiendo sus respectivos trabajos. Es decir, hasta los conflictos más enconados pueden encontrar su particular manera de «volver a casa».

Imagen | Leon Cogniet – Museo del Louvre / Thomas Lawrence

En Xataka | Curso para leer jeroglíficos (Parte 1 de 700): cómo aterrizar en una escritura fascinante


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La humanidad tenía todo lo necesario para descifrar los jeroglíficos, pero era incapaz de hacerlo. La batalla entre estos dos genios lo consiguió

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por
Javier Jiménez

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