Xataka – Volkswagen siempre ha estado obsesionada con ser «el coche del pueblo»: estos tres momentos marcan su historia
Probablemente, estamos en uno de los puntos de inflexión más importantes de la historia de la automoción. Las presiones de las instituciones europeas por electrificar el grueso de la flota automovilística está propiciando un cambio de paradigma en el mercado. Uno tan importante como motorizar todo un país. Años en los que Volkswagen fue clave y que la propia marca suele tomar de referencia. Pero, ¿cuáles serán los siguientes pasos?
El origen de Volkswagen está íntimamente ligado al significado de su propio nombre. En los años 30 del pasado siglo, Adolf Hitler buscó motorizar a Alemania haciendo frente a las grandes compañías inglesas y francesas del momento. El proyecto llevaba el nombre de Volkswagen («automóvil del pueblo») y, aunque el modelo nacido de él llevaba el nombre de Kdf-Wagen (Kraft durch Freude: ‘fuerza a través de la alegría’), éste acabó imponiéndose en la cultura popular.
Aquel Kdf-Wagen era el inicio de lo que que hoy conocemos como Escarabajo o Beetle y en su desarrollo estuvo inmerso Ferdinand Porsche, a quien el gobierno nazi le entregó los medios adecuados para su producción. El objetivo era conseguir un automóvil sencillo y barato que motorizara a los alemanes. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial devoró el dinero que debería estar dedicado a este fin.
No sería hasta el 27 de diciembre de 1945 cuando el Escarabajo entra en producción, bajo el nombre de Volkswagen Tipo 1, pero hubo de esperar hasta la década de los 50 cuando explotara comercialmente. De hecho, en 1955 salió de fábrica la unidad un millón y en 1972 se ganaría por derecho propio el nombre de «coche del pueblo», superando al Ford Model T como el coche más vendido de la historia. Se superaban las 15.007.034 unidades.
Volkswagen Golf, la reinvención
Poco después llegaría otro de los modelos más icónicos de la historia de Volkswagen: el Golf. En 1974 comienza la fabricación de un modelo que dura hasta nuestros días y que ya tiene ocho generaciones a sus espaldas.
El nacimiento del Volkswagen Golf también llega en uno de los puntos de inflexión de la historia del automóvil. Como castigo al apoyo estadounidense y de parte de los países europeos a Israel durante la Guerra de Yom Kipur, la OPEP dispara el precio del combustible. Es la hora de fabricar vehículos más pequeños y eficientes, con pequeñas cilindradas para reducir los consumos.
En este contexto, ve la luz el Volkswagen Golf, un modelo que ha conseguido vender más de 35 millones de unidades a lo largo de su historia, que se ha convertido en uno de los vehículos más deseados y que, a raíz de una versión deportiva de 1976, ha conseguido colar en el imaginario colectivo las siglas GTI.
El Volkswagen Golf, por tanto, se convirtió desde el primer momento en el nuevo «coche del pueblo» de la firma germana. Era un compacto que se convirtió en el nuevo abanderado de la marca y uno de los modelos más influyentes para conseguir que los compactos se hayan mantenido vivos durante décadas, incluso resistiendo a la dura competencia que ha plantado el SUV.
¿Renunciando a sus principios?
En estos momentos, otra crisis energética sin precedentes vuelve a plantar cara a Volkswagen, que se enfrenta a uno de sus momentos más complicados filosóficamente hablando.
Aunque la marca siempre se ha mostrado orgullosa de su «coche del pueblo», lo cierto es que el vehículo eléctrico está empezando a cuestionar que Volkswagen siga siendo esa marca que tanto peso ha tenido desde su nacimiento. El coche eléctrico es, de inicio, más caro que sus rivales de combustión, pero a Volkswagen (y a cualquier otra marca que venda en Europa) no le queda otra que abrir los brazos a esta nueva tecnología.
A pesar de que los germanos intentaron convertir a su Volkswagen ID.3 en el nuevo Golf eléctrico, lo cierto es que ese papel parece que lo está jugando su Volkswagen ID.4, un SUV de mayor tamaño, más caro y que la firma ya vende como su modelo global.
No hay que perder de vista que con el paso de los años, Volkswagen ha posicionado sus precios por encima de la mayor parte de las firmas generalistas. En ocasiones como parte de su estrategia distintiva, como el Golf. Por lo que no es de extrañar que el ID.4 se haya convertido en su modelo líder en el salto al coche eléctrico, a un paso del ID.3 en ventas pese a lanzarse al mercado más tarde.
Y, a pesar de querer liderar en esta nueva tecnología, Volkswagen también está abrazando la idea de vender menos pero más caro. El propio director financiero del Grupo Volkswagen ya ha señalado que en el salto al coche eléctrico se quedarán por el camino hasta el 60% de los modelos actuales. Además, la apuesta por el software y los servicios, con suscripciones a los mismos, dejan claro que la firma ya no piensa tanto en vender vehículos unidad a unidad y sí fijar al nuevo cliente en su propio ecosistema.
¿Ha llegado, para Volkswagen? la hora de dejar atrás el «coche del pueblo?
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Volkswagen siempre ha estado obsesionada con ser «el coche del pueblo»: estos tres momentos marcan su historia
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por
Alberto de la Torre
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