Xataka – Maquíllate, maquíllate: cómo la industria cosmética tuvo mucho que ver en que Windows se llamara Windows

Steve Jobs ya había hecho su célebre visita al PARC. Ya sabía que el futuro de la informática pasaba por la interfaz gráfica de usuario, pero su inspiración pronto fue perseguida por otros. Y entre ellos por Microsoft, que en 1981 inició el desarrollo de lo que acabaría siendo Windows 1.0.

Pero… ¿Por qué Windows se llamó Windows? El nombre se le ocurrió —aunque hubo más participantes en la historia— a Rowland Hanson, que revolucionó toda la estrategia de marketing de Microsoft y que tuvo claro que la interfaz de ventanas de Microsoft tenía que llamarse así. Tuvo que luchar contra los empleados de Microsoft, que no confiaban en él. ¿Por qué? Por que Hanson llevaba toda su vida trabajando en la industria de la cosmética.

Algo pasa con la crema hidratante

Rowland Hanson, surfero, apuesto y un absoluto ignorante en el ámbito de la informática, era por entonces vicepresidente de marketing de Neutrogena Corporation, pero empezaba a estar cansado de aquel trabajo y estaba preparando el lanzamiento de una empresa dedicada a los productos de cuidado de mascotas.

Lo contaban en ‘Barbarians Led by Bill Gates‘, un libro electrónico escrito por Jennifer Edstrom y Marlin Eller, que trabajaron en Microsoft. Fue entonces cuando recibió la llamada de una firma de empleo. Le dijeron que en Microsoft buscaban directivos, pero a Hanson aquello no le convenció: no tenía ni idea de ordenadores, y lo de cambiar la soleada California por Redmond —donde llueve de media 150 días al año— no era especialmente tentador.

Aún así, acudió a una reunión con Gates pero con la intención de decirle que no. Steve Ballmer, que había trabajado brevemente en Proctor & Gamble, le recogió e hicieron buenas migas. Al llegar al despacho de Gates, éste comenzó a hablarle con pasión de la empresa y su trabajo, de cómo aquello era el futuro.

Hanson se sintió intrigado, pero le confesó que no tenía ni idea de ordenadores. Entonces Bill Gates le hizo una pregunta: «¿qué diferencia hay entre una crema hidratante que cuesta un dólar la onza y una que cuesta cien dólares la onza?«. Hanson contestó que «técnicamente… no hay diferencia. La vaselina funciona tan bien como la crema hidratante diaria de Clinique. Puede ser incluso más efectiva».

Entonces Gates le preguntó: «¿Entonces, cuál es la diferencia?». Hanson lo tenía claro: «Bueno, es la marca. La imagen que creas alrededor de la marca«.

Gates le dijo: «por eso te quiero en esta empresa. Porque nadie en esta empresa ni en esta industria comprende eso. Y si podemos cambiar la percepción, podremos crear la realidad. Combinando la realidad y la percepción, nadie podrá vencernos«.

Aquello convenció a Hanson, que comenzó a trabajar en Microsoft a principios de 1983. Entre sus primeros logros estuvo cambiar la forma de llamar a los productos de Microsoft. Él tenía claro que era importante que el nombre de la empresa fuera incluido como parte del nombre del producto, y así es como Microsoft Word se llamó así y no «Word» a secas, por ejemplo.

Luego llegaría otro desafío.

«Bill, tienes que decírselo a tus empleados: yo no puedo convencerles»

Para cuando llegó Hanson, Microsoft llevaba tiempo trabajando en su interfaz gráfica de usuario. Su proyecto trataba de competir con otros desarrollos paralelos, pero todos ellos estaban inspirados de una forma u otra en el Xerox PARC y los ordenadores Alto y Star.

Aquello demostró que la consola de comandos era el pasado y que la interfaz gráfica, el ratón y las ventanas eran el futuro. Apple lo vio claro, pero también otras lo hicieron más tarde. IBM comenzó a trabajar en TopView, Digital Research inició su trabajo con lo que acabaría siendo GEM y VisiCorp desarrollaba Visi On.

Microsoft comenzó a trabajar en su producto, al que hasta el momento llamaba «Interface Manager». Cuando Hanson conoció aquel proyecto, comenzó a investigar qué era todo aquello. La prensa no paraba de llamar a aquello «gestor de ventanas» («windows manager»), «consola de ventanas» («windows shell») o «sistema de ventanas» («windows system»): la palabra «ventanas» (windows) era recurrente.

Para Hanson aquello estaba claro. El nombre lógico para aquel producto era sencillamente Windows. Cuando trató de proponerlo, se encontró con un problema: a los desarrolladores aquello no les gustaba nada. Preferían «Interface Manager», y Gates no quería intervenir.

Hanson intentó convencer a esos desarrolladores, pero para ellos Hanson era un infiltrado: alguien del mundo de la cosmética que no entendía la informática y que había creado un nombre que no cuadraba.

Hanson —que habló de aquello en el blog de su propia consultora, The HMC Company— acabó acudiendo de nuevo a Bill Gates. «Les he intentado explicar a todos las razones lógicas de esto y nadie lo acepta. Tienes que tomar la decisión. No puedo convencerles». Gates acabó aceptándolo, y los empleados también. Windows se llamaría Windows.

El resto, como suele decirse, es historia.


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Maquíllate, maquíllate: cómo la industria cosmética tuvo mucho que ver en que Windows se llamara Windows

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por
Javier Pastor

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