Xataka – La línea en mitad del océano que separa el tiempo: cómo islas a kilómetros de distancia las separa un día entero

El día que decidí venirme a vivir a la parte opuesta del mundo fue también el día que comencé a tener que lidiar con husos horarios, lineas imaginarias y «viajes en el tiempo». Por ejemplo, miro al horizonte desde la playa y lo que veo es el pasado. Mientras que para mí es sábado por la mañana, si cogiese un barco y fuese allí, estaría de nuevo en viernes por la mañana. Son las peculiaridades de la línea internacional de cambio de fecha.


Para tener un estándar con el que medir el tiempo en diferentes puntos del globo lo que hemos hecho es dividirlo en trozos más pequeños. Si la Tierra tarda 24 horas en hacer una rotación completa y día completo, la hemos dividido en 24 trozos más pequeños siguiendo los meridianos del globo. Con esto conseguimos que sea una hora determinada del día cuando el Sol está a determinada altura en casi todas las partes del mundo.

Esto, en lineas generales y sin entrar en las excepciones ni los horarios de verano e invierno, nos permite tener diferentes husos horarios. A medida que nos movemos hacia el este sumamos horas, a medida que lo hacemos hacia el oeste restamos horas. De ahí que en las Islas Canarias tengan una hora menos (porque se encuentran mucho más al oeste) y el este de Europa generalmente una hora más (por el estar más al este). El problema sin embargo se encuentra en la otra parte del mundo.

Tenemos una obsesión con eso de clasificar, separar y estandarizar.

Una línea imaginaria que va desde el Polo Norte al Polo Sur y atravesando Reino Unido y España entre otros países es la que marca cómo deben medirse los días. Se trata del meridiano de Greenwich y nos permite sumar o restar horas según vayamos al este o al oeste. También es el punto donde, cuando es pleno día a las 12:00 PM, el resto del mundo está en el mismo día. Eso sí, mientras que moverse de un lado a otro de Greenwich implica saltar una hora, en el lado opuesto del globo saltamos de día.

Viajando por el meridiano 180°

El meridiano 180° es la línea virtual opuesta a Greenwich y punto de partida del día. Se le conoce como línea internacional de cambio de fecha y es una línea que no sólo separa el tiempo en horas sino en un día completo. Una persona puede pasar de lunes a martes cruzando esa linea en dirección oeste, o de martes a lunes si la cruza en dirección este. Técnicamente es viajar al futuro o al pasado y sólo hay que nadar, coger un barco o ir en avión.

Como muchas otras líneas virtuales y fronteras, la línea internacional de cambio de fecha no sigue una línea recta perfecta que atraviese de la Tierra de polo a polo por el meridiano 180°. La línea comienza recta cruzando el Polo Norte hasta llegar a una pequeña isla de Rusia, que es cuando se mueve al este para abarcar toda Rusia en un mismo horario. A fin de cuentas, sería extraño que en un pueblo sea viernes y el otro esté en fin de semana ya.

La línea por lo tanto pasa por la mitad separando Rusia de Alaska (Estados Unidos), justo entre dos islas separadas por 3,8 km de distancia. Se trata de las islas Diomede (Rusia) y Little Diomede (Estados Unidos). Si uno va de una isla a la otra cambia de día, y de hecho la nadadora Lynne Cox lo hizo en 1987 a 3°C en un evento para simbolizar el gesto de paz entre ambas superpotencias. Tardó dos horas y cinco minutos, aunque técnicamente tardó un día entero.

Siguiendo con la peculiar línea imaginaria, ésta vuelve a desplazarse al oeste esta vez para recoger en un mismo horario las múltiples islas que Alaska tiene en la parte de Rusia. Uno piensa que estas islas serían las más al oeste que Estados Unidos tiene en el mundo, pero en realidad son las más al este al haber pasado el meridiano 180°. La línea, tras este zig-zag, vuelve al meridiano 180° y baja en línea recta hasta llegar a la Polinesia.

En la Polinesia las cosas se vuelve a complicar. Se trata de un área gigantesca en el vasto Océano Pacífico que abarca cientos de pequeñas islas y pequeños países. Muchos de estos países de la Polinesia tiene varias islas dispersadas por el océano, con el meridiano pasando justo por la mitad. Por razones políticas, económicas y sociales, esto no es conveniente. Es decir, imagina trabajar para una empresa que tiene oficinas en Madrid y en Barcelona, si la línea internacional de cambio de fecha estuviese en el medio, en Madrid estarían trabajando un viernes pero en Barcelona sería ya fin de semana e imposible comunicarse con ellos por temas laborales. Si ya hubo problemas cuando tenían dos horas distintas, imagina con días distintos.

No sólo es un tema nacional, sino también internacional. Muchas de estas naciones minúsculas tienen una fuerte dependencia de Nueva Zelanda en cuestiones económicas. Por lo tanto, les conviene estar en el mismo día que Nueva Zelanda. Para evitar este tipo de problemas la línea vuelve a tomar una gigantesca desviación para acoger esencialmente todas las islas de Kiribati. Luego, para que otras naciones como Fiji, Tuvalu, Tonga o Samoa n o se encuentren con el mismo problema, la línea baja en línea recta pero mucho más al este del meridiano 180°. Al final, vuelve al 180° y baja hasta la Antártica.

Siendo el meridiano 180° un estándar preciso, ¿por qué la línea internacional de cambio de fecha se lo salta tanto? La razón es muy simple: porque realmente no importa mucho. A diferencia de otras fronteras, esta línea simplemente define decidir estar en un día u otro. Como hemos visto puede tener implicaciones cuando cambias de un día laborable a uno que no lo es. Pero más allá de eso, no es como una frontera que separa los recursos naturales disponibles en un territorio u otro. El amanecer es el mismo en una isla y en la otra, aunque para una sea sábado y para la otra viernes. Y es un amanecer muy bonito.

Más información | Knowledge Stew, Mirror, NASA


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La línea en mitad del océano que separa el tiempo: cómo islas a kilómetros de distancia las separa un día entero

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Cristian Rus

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