Xataka – La guerra del delivery ya no es llevar pizzas a casa, es el ‘Q-commerce’
Estás en casa y es tarde. Te dispones a hacer la cena; ya visualizas esa jugosa tortilla de patatas que te sale tan bien. Abres la nevera… y descubres que te faltan huevos (o incluso cebolla para algunos).
Esta situación recurrente por el ritmo de vida actual normalmente la solucionaríamos tomando dos caminos cual antiguo libro de elige tu propia aventura. O te resignas y cenas lo que puedes con lo que tienes en casa, o bajas al supermercado de turno que sabes que tiene horario de noche.
Ahí está el problema que quieren solucionar las nuevas aplicaciones y startups -pero también firmas afianzadas del food delivery– que han llegado a España en cuestión de meses. Entregarte un producto en menos de 10 minutos en tu casa es su promesa, y han empezado por el sector de los ultramarinos (groceries) plantando en Madrid y Barcelona sus primeras instalaciones: unos ‘supermercado fantasma’ en los que solo entran sus trabajadores y sus riders para llevarte tu compra de última hora en el tiempo pactado.
Dija -de origen londinense- y Blok -fundada en Barcelona- son las nuevas apps que ya han puesto en marcha este modelo en Madrid y Barcelona, con la promesa de expandirse rápidamente. Tras ellas hay importantes inversiones por un segmento que se prevé que crecerá con fuerza en los próximos años, pero también otras marcas ya afianzadas como Glovo o incluso supermecados de toda la vida como Día intentando explorar este modelo. Y todo en medio de la revolución de costes y logística que promete para estas empresas la nueva Ley Rider española.
En Xataka hemos hablado con los principales responsables de estas dos nuevas aplicaciones en España y también con expertos del sector delivery y de la financiación de startups para calibrar todo el panorama. ¿Se afianzará en nosotros la costumbre de no planificar la compra y tirar de móvil también ante el síndrome de la nevera vacía? Por supuesto, estos nuevos actores esperan que sí, pero hay quien pone en duda que el pastel que está en juego no se lo vayan a repartir otros.
«Le traigo su bote de mayonesa, ¿qué piso es?»
«La primera vez que escuché hablar de algo parecido al quick commerce fue hace un par de años en una presentación del CEO de Delivery Hero. Entonces no lo llamaban ya así, pero se recalcaba cómo los envíos en pocos minutos de alimentación o sectores que salieran de la restauración podrían ser el próximo gran disparador del mercado», nos cuenta Joaquín Mencía, managing diretor de Tillster, empresa centrada en prestar soluciones tecnológicas en la cadena de reparto de hostelería y que cuenta en su CV con experiencia en la propuesta de las dark kitchens y como inversor en empresas del sector.
«En el fondo, lo que queremos hacer a largo plazo es acabar con la necesidad de hacer una compra planificada». Así de rotundo se muestra David Alonso Martínez, el responsable del lanzamiento de Dija en España.
Dija llegó hace apenas dos meses a nuestro país tras una historia de menos de medio año en Londres, catapultada, como otras empresas de este nuevo negocio, por financiación ‘startupil’ con la promesa de presentar un modelo disruptivo. En la actualidad cuenta con seis locales o dark stores en Madrid capital que les permite cubrir la práctica totalidad de la almendra central cumpliendo su promesa de entregar el pedido en menos de 10 minutos. Es cuestión de semanas que abran en Valencia tres locales, para después seguir su expansión por otras ciudades como Sevilla, Bilbao o Málaga.
La propuesta de fondo de este modelo es sustituir las compras planificadas en supermercados
Barcelona, por supuesto, está en los planes de Dija, pero no de forma inmediata. Allí encontramos la otra nueva app que está explorando el modelo del Quick Commerce en nuestro país. Su nombre es Blok, y Hunab Moreno es su co-fundador y COO. «El confinamiento y las restricciones del último año han impulsado las compras online de una forma excepcional. Mi socio -Vishal Verma- y yo vimos que este podía ser una necesidad al alza, también viendo lo que se movía en otros países, y desarrollamos la idea», nos dice. Sus planes de expansión, aunque también rápidos, apuntan más a grandes capitales del sur de Europa: «En Madrid tenemos 3 tiendas, en Milán dos, y queremos abrir en Lisboa. Queremos enfocarnos por ahora en las grandes urbes».
El objetivo tanto de una como la otra es copar el mercado antes de que lleguen más competidores del norte de Europa o Estados Unidos, donde existen otras aplicaciones similares. El sonido del dinero de la inversión ha impulsado su crecimiento. Según los datos de Dealroom, las compañías europeas de esta nueva categoría han levantado la friolera de 262 millones de euros solo en el primer trimestre de 2021.
Las empresas de q-commerce han recaudado en financiación 262 millones de euros en lo que va de 2021
«Desde luego, es una categoría que ha despertado muchísimo interés. Hay proyectos que han atraído decenas de millones prácticamente antes de empezar, pero también hay visos de que va a ser una categoría muy competida y difícil», analiza Samuel Gil, socio del fondo JME Ventures, que cuenta a Xataka que ha recibido ya algunas solicitudes de financiación para empresas de este negocio, sin revelar cuáles.
No son un Glovo ni un Mercadona, pero ambos pueden ser sus rivales en el futuro
En cierto modo Dija y Blok son una especie de hijos mestizos entre el food delivery y el supermercado de toda la vida. Tanto Moreno como Verma por parte de Blok venían de trabajar en compañías como Uber o Mercadona y Tesco; mientras que Alonso por parte de Dija tiene en su currículum el paso por Samaipata, el fondo creado por José del Barrio tras vender La Nevera Roja, uno de los precursores del negocio de la restauración a domicilio vía online en España.
Que ambas hayan empezado por el sector de las groceries -el supermercado pequeño o ultramarinos de toda la vida-, no es casual. Manejan un inventario en sus suspermecados fantasma de unos 2.000 productos de distintas marcas, y su promesa de envíos casi al instante choca con los habituales tiempos de espera de las cadenas de súpers establecidas, donde todavía toca esperar al menos unas horas cuando no al día siguiente para recibir una compra encargada online.
«Nuestro modelo de negocio no es distinto al de una cadena de supermercados. El beneficio no está en el envío, sino en que nosotros compramos por ejemplo un refresco a X y lo vendemos a X+1», David Alonso, responsable de Dija en España.
Entrar en una de las dark store de Dija es igual que hacerlo en un supermercado pequeño: con lineales de productos ordenados. Cuentan con reponedores que montan los pedidos, que después es recogido por los riders.
El modelo es idéntico al de Blok, donde su responsable también cuenta que no es un modelo «que compita por los precios, subiéndolos frente a los supermercados habituales». «Donde sí que queremos competir es en, además de un inventario de productos de distintas marcas que cubran la mayoría de necesidades, apostar por marcas locales, que llamamos ‘Genuinos’: marcas de cerveza artesanal de cada ciudad o de productos de proximidad que, eso sí, no puedes encontrar en un súper cualquiera», dice Moreno.
«Es posible que pronto veamos multitud de apps con el mismo servicio. Algo parecido a lo que ha pasado con los patinetes, una llegada masiva de servicios solo diferenciables por colores para ver quién resiste más», Joaquín Mencía
Esta diferenciación es por donde puede pasar que existan varias apps de ‘pedidos rápidos’ sin comerse cuota de mercado. De no existir esa diferenciación, «es posible que pronto veamos multitud de apps con el mismo servicio. Algo parecido a lo que ha pasado con los patinetes, una llegada masiva de servicios solo diferenciables por colores para ver quién resiste más», valora Mencía.
En el mapa de estas empresas sin embargo se encuentran dos rivales directos que están justo a los dos lados de la ecuación que quieren despeja: los supermercados y las empresas de food delivery que ya tienen una base de usuarios amplia.
¿Qué pasa si Mercadona o Carrefour mejoran sus envíos y también te los entregan, por ejemplo, en media hora? Ante esto, los managers de Dija y Blok tienen una respuesta similar. «Nuestro objetivo no son las compras de 150 euros. Si te das cuenta, aunque aún hay muchos supermercados en los barrios, Mercadona y otros actores del sector están afianzando sus aperturas a las afueras de las ciudades. Son compras que exigen ir con coche, planificar… Nosotros lo que queremos es conseguir pedidos que ronde los 20 euros», comenta Alonso Martínez, el fin de la compra planificada que comentaba antes.
Amazon, Día y, por supuesto, Glovo también están en esta guerra
Desde Blok Hunab Moreno también incide en esta clave, y eleva la apuesta contra las actuales plataformas de delivery que también están poniendo pies en este modelo. «Saliendo del modelo de super-apps que hay en China o Asia, en Europa la tendencia es que el usuario acude más a una aplicación en concreto por una necesidad. Eso nos diferencia de otras opciones como Glovo, que no deja de ser un marketplace de distintos servicios», señala.
Glovo cuenta con su propio plan para entrar de lleno en el quick-commerce
Glovo es el elefante en la habitación que ha sobrevolado todas nuestras conversaciones. El unicornio español ya tiene en marcha sus ideas en q-commerce. En enero, la plataforma de inversión suiza en Real Estate, Stoneweg, invirtió 100 millones de euros en Glovo para avanzar en su estrategia de comercio rápido. A ellos se suma la participación de Delivery Hero en la propia empresa, uno de los precursores. El pasado mes de marzo, durante una jornada organizada por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), Daniel Alonso, vicepresidente de q-commerce de Glovo, se refirió a este modelo como determinante para acabar de romper la línea que separa lo que se puede pedir a domicilio de lo que no. En total, planean abrir con la inversión más de 100 almacenes fantasma en todos los países en los que están presentes.
Aquí también aparece la competencia ya de los supermercados de siempre, como DIA, que cuenta con un acuerdo con Glovo precisamente para estos envíos y ya cuenta con varias de estas dark stores solo dedicadas al reparto.
El último rival, y quizá el más grande para todos, es Amazon. El gigante de Jeff Bezos ya ha desembarcado en varios países incluyendo España con Amazon Fresh, su formato de envío de comestibles, que ha fagocitado su marca previa Prime Now.
«Las compañías de food delivery tienen la ventaja de tener una base de usuarios muy amplia y la desventaja de no ser esto su negocio principal e incluso de hacer algo de competencia a alguno de sus partners. Por otra parte, las compañías de q- commerce nuevas parten con la ventaja del foco y la desventaja de tener que empezar de cero a captar usuarios», valora Samuel Gil.
Y en medio de todo esto la Ley Rider, con el modelo del q-commerce apostando por la contratación
El desembarco de estas empresas ha coincidido casi en el tiempo con la llegada de la Ley Rider a España, que obligará -a falta de ver cómo se concreta- a contratar a los repartidores.
Dija y Blok han empezado en España contratando a sus riders
«Ya hablamos con abogados antes de desembarcar en España y teníamos claro que nuestro modelo iba a pasar por la contratación. Ya no solo por que la Ley estaba en ciernes, sino porque creemos que un modelo de empleados es también el que mejor se adapta a nuestra propuesta», comenta el gerente de Dija en España.
Tanto Blok como Dija han empezando contratando a sus repartidos. Ambas suman más de 200 empleos entre personal de oficinas y de supermercados, contando los riders. Proporcionan el vehículo -bicis eléctricas- y cuentan con campañas de contratación activas. «Al final, es el modelo que nos convence en todos los sentidos. No podemos prestar envíos inmediatos con repartidores como el modelo que va a tocar a su fin», recalca Moreno desde Blok.
La nueva Ley Rider es justo otro disparador de que el q-commerce sea un jugoso caramelo para otras empresas como Glovo. «Ahora las plataformas de delivery van a tener que copar mucho más los horarios. No pueden tener a un trabajador en nómina esperando recoger pedidos en las horas punta de comidas y cenas. Al menos, no sería rentable. Eso hace que todas estén mirando al quick commerce y nuevos segmentos para ocupar todas las horas», señala Joaquín Mencía.
Las dudas: De agrandar la base por otros sectores como farmacia a la preguntas de si se convertirá en una necesidad
Aunque han empezado por el sector de las groceries, Dija y Blok valoran ya posibles vías de ampliación. «Hay pequeños nichos como las floristerías, y otros más grandes como las farmacias. Que te traigan a casa el ibuprofeno que no tienes al momento puede ser un buen sector en el que entrar», comentan casi coincidiendo los responsables de ambas apps.
La duda capital más allá de la competencia que pueda surgir, no obstante, la plantea a la perfección Mencía. «Hay productos como los pañales cuando tienes un bebé en casa, farmacia o cierta alimentación que puede ser recurrente. Pero me cuesta pensar que vaya a instaurarse un hábito de no hacer la compra e ir tirando de forma recurrente de estas aplicaciones. Eso es uno de los ‘peros’ que le veo, además de lo ya comentado. La falta de barreras de entrada a que cualquier supermercado pueda plantearse hacer algo así en poco tiempo».
Por el momento, tocará ver qué nos depara el futuro del quick commerce, y si de verdad dejamos de hacer esa compra planificada para tirar mucho más de pedidos casi inmediatos. La batalla por los repartos, en cualquier caso, parece haber entrado en otra pantalla.
Imagen | nikiforovpizza
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La noticia
La guerra del delivery ya no es llevar pizzas a casa, es el ‘Q-commerce’
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Xataka
por
Víctor Millán
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