Xataka – Hemos visto 20 minutos de ‘Dune II’ con Villeneuve y tenemos buenas noticias: la expectación está más que justificada

El pasado mes de noviembre tuvimos la ocasión de asistir a un pase exclusivo de veinte minutos de ‘Dune: Parte II’, la esperadísima segunda entrega de la monumental adaptación del clásico de la ciencia ficción de Frank Herbert que está llevando a cabo Denis Villeneuve. Por supuesto, es pronto para opinar, pero sí podemos asegurar que hay motivos para pensar que esta nueva entrega podría ser aún más estimulante que la primera. Os contamos por qué.

Lo paradójico de la primera película de ‘Dune’ de Villeneuve es que apenas veíamos Dune, es decir, Arrakis, el planeta desértico a causa del que entraban en conflicto las dos importantes casas a las órdenes del Emperador: los Atreides y los Harkonnen. Cuando éstos mandaban un letal ataque a la sede de los Atreides para hacerse con el control de Arrakis, solo un par de personas conseguían escapar: el heredero Paul Atreides y su madre, que acababan ganándose un lugar entre los Fremen, la tribu que habita el planeta de arena.os

Y esa es precisamente la ambientación de uno de los primeros fragmentos que pudimos ver, en el que ambos se enfrentaban a un escuadrón de soldados Harkonnen ocultos entre las dunas. Una secuencia tensa y que explota a fondo las posibilidades del entorno: aunque la primera película tenía escenas de acción de tamaño masivo, no había casi ninguna a una escala más reducida, como ésta. En ella, además, podemos ver como Jessica Atreides toma la iniciativa para proteger a su hijo.

Villeneuve nos contaba cómo decidió que uno de los escasos cambios que llevaría a cambio con la novela de Herbert sería el de dar un merecido y necesario cambio a los personajes femeninos. Uno de ellos sería el de Jessica, que «en la novela desaparecía sin más pasado cierto punto», tal y como decía el director francés, pero que en las películas adquirirá una importancia mucho más relevante. Recordemos que la serie de HBO que funcionará como spin-off de las películas, ‘Dune: Prophecy‘, estará centrada en las Bene Gesserit, la hermandad a la que pertenece Jessica Atreides y que controlan el imperio desde la sombra.

Y este punto de vista se refleja en dos secuencias más protagonizadas por mujeres con personalidad. Una de ellas es la princesa Irulan, la hija del Emperador interpretada por Florence Pugh. En esta breve escena la vemos teniendo una conversación con su padre acerca de los acuerdos y pactos que el regente mantiene con los Harkonnen: posiblemente esta Bene Gesserit no corra exactamente el mismo destino que su contrapartida en los libros, donde se convertía en algo dócil esposa de Paul Atreides.

Decimos probablemente porque está Chani, el personaje de Zendaya e interés romántico de Paul. También de ellos pudimos ver una secuencia inédita: ambos comentando el posible futuro de Paul dentro de los Fremen. Es sin duda aquí donde Villeneuve se pliega más a las necesidades de un romance al uso y deja de lado la concepción casi feudal de la sociedad futura que describen los libros y donde los matrimonios de conveniencia y las manadas de hijos están a la orden del día. Aquí donde más ha domesticado Villeneuve las novelas para adaptarlas al gusto del público, pero lo cierto es que esta secuencia es visualmente arrebatadora, dejando claro que Arrakis es un gran entorno también para las tramas románticas.

Pero donde esta nueva entrega nos ha dejado claro que puede distanciarse  de la primera entrega es en sus secuencias de acción. En la primera parte, Villeneuve nos lo reconoció allí mismo, la película no tenía más remedio que retratar un mundo con abundacia de intrigas palaciegas y acción que era más bien una serie de puñaladas por la espalda (aunque alguna había de frente). Aquí la cosa cambia, y pudimos comprobarlo en la secuencia en la que conocimos al fascinante Feyd-Rautha interpretado por Austin Butler.

El sinuoso y perverso sobrino heredero del repulsivo Barón Harkonnen es casi su opuesto perfecto. Donde el tirano es una mole de carne y piel virgen que necesita ser asistido para moverse, Feyd-Rautha es como una serpiente. Aclamado por su pueblo en un coliseo, se enfrentará sin protección a varios supervivientes de la masacre en la casa Atreides. Villeneuve elogió la camaleónica capacidad de Butler para dar vida a este villano que funcionará como reverso inquietante de Paul.

Paul es, precisamente, el protagonista de la que, posiblemente, es la secuencia más esperada de la secuela: Paul Atreides cabalgando un gusano de arena. Como contó Villeneuve, «fue especialmente complicado de planificar, ya que Herbert lo único que dice al respecto en el libro es un mero ‘Paul montó el gusano'». Pero el resultado, por lo que vimos, está a la altura de una secuencia tan difícil de traducir a imágenes verosímiles. La planificación, la edición, los efectos especiales, todo está volcado (y consigue) transmitir la idea de que un hombre puede domar a un gigantesco gusano de arena.

Con un reparto absolutamente estelar (también vimos la fascinante presencia de Léa Seydoux o al icónico Christopher Walken, a los que se suman nombres como el de Javier Bardem, que apareció por sorpresa en la presentación para elogiar la visión del director), estamos ante la que posiblemente será la superproducción de ciencia ficción del año. Y esta vez sí que lo podemos decir con las pruebas en la mano: nuestro viaje de veinte minutos al mundo de Arrakis ya nos ha hecho preparar la cantimplora y los respiradores nasales.

Cabecera: Warner

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John Tones

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