Xataka – El cambio a un teclado 60%, contado por alguien que lleva toda la vida usando teclados completos
Hace un par de años conté en Xataka cómo había sido el cambio de un teclado de membrana a un teclado mecánico. Tras toda la vida usando este tipo de teclados, dar el salto a un mecánico fue un camino solo de ida. Ahora estamos en 2022 y sus majestades los Reyes Magos han dejado en casa otro teclado mecánico, pero esta vez un 60%.
El teclado que usaba hasta la fecha era un Razer Huntsman, y lo cierto es que estaba muy contento con él. Era (y es, que lo tengo guardado) un teclado completo, con su teclado numérico, todos los botones de función, flechitas, etc. Eso está bien, ya que tienes todas las opciones a mano, pero supone un problema: es grande, muy grande, algo que no es lo ideal si usas el teclado para jugar. Y ahí es donde entra el recién llegado Razer Huntsman Mini.
Algo chiquitito…
Empecemos por el principio: ¿qué es un teclado 60%? Es un teclado al que se le ha quitado el teclado numérico (los numeritos de la derecha), las teclas de función (F1, F2…), las flechitas y las teclas complementarias (Supr, Insrt, Fin, Inicio…). Si un teclado completo tiene entre 104 y 105 teclas, un teclado 60% tiene, como su propio nombre indica, el 60% de dichas teclas, alrededor de 61 según la región.
No quiere decir que esas teclas se hayan ido, sino que han cambiado de sitio. Por ejemplo, la tecla Inicio ahora está en el + y se usa pulsando a la vez Fn. La flechita derecha está en la L, por lo basta con pulsar Fn+L para activarla. Lo mismo con las teclas de función, el control de volumen (Fn+Q o W) y los botones de reproducción (Fn + E, R o T).
¿Por qué cambiar a un teclado de este tipo? Hay varios motivos. El principal y quizá más importante es porque me gusta jugar en el ordenador. Me gustan los shooters y son juegos que, por norma general, requieren mover mucho el ratón. Más espacio para hacerlo = mejor. Por no hablar de que el teclado numérico, las teclas de función y las demás no se suelen usar. Es espacio desaprovechado.
Por otro lado, y a tenor de este punto, es que hay teclas que no uso demasiado. Aquí hago un apunte: no las uso yo por mi trabajo o por mi forma de usar el ordenador, pero no quiero decir que no haya casos en los que las teclas de función y demás no sean útiles. Cada usuario es un mundo y usa el teclado como buenamente quiere. Yo, personalmente, apenas he usado las teclas de función.
Un teclado más compacto, como es el caso, me permite tener más espacio en el escritorio, más espacio para mover el ratón y, por qué no decirlo, un setup algo más minimalista dentro de que mi setup tiene de minimalista lo que yo de astronauta. Insisto, al final es una cuestión de gustos y preferencias personales.
No voy a entrar en el tema de los switches porque es algo que abordé en el artículo y la experiencia es la misma. Son switches optomecánicos, pero algo más silenciosos. Es algo que agradezco, porque el Razer Huntsman es bastante ruidoso. El Mini es más calladito y, aunque sigue sonando, no lo hace tanto. De la misma forma, aprecio esa mejora en la precisión y rapidez al escribir, así como un menor cansancio en las manos.
¿Qué tal el cambio?
Lo cierto es que el cambio ha sido realmente positivo. Jugando, en particular, lo he notado muchísimo. No sé cómo ponéis el teclado vosotros, pero yo cuando juego lo pongo a un lado y en diagonal. Con el teclado completo, la parte de la derecha me seguía ocupando espacio para el ratón, pero con el 60% ese problema ha desaparecido por completo. Tengo casi todo el escritorio para mover el ratón.
En el trabajo (como os podréis imaginar, mi trabajo es, principalmente, escribir), la experiencia ha sido igualmente positiva. El teclado es similar en sensaciones al que tenía antes, por lo que sin problema en ese aspecto. Sin embargo, ha habido algunos momentos en los que la memoria muscular me ha jugado una mala pasada.
Una definición rápida de memoria muscular es aquella que «implica la consolidación de una tarea motora específica en la memoria a través de la repetición». Yo, por ejemplo, solía escribir las cifras con el teclado numérico. Reconozco que si trabajas con hojas de Excel y haciendo números, esta parte es útil. No es que lo usase mucho, pero lo hacía de vez en cuando.
Los primeros días con el teclado 60%, la mano derecha se me iba a automáticamente hacia el lado para pulsar las teclas numéricas. De hecho, he llegado a hacer pulsaciones fantasmas al aire. Es un gesto que tenía tan memorizado que a mi cerebro le costó un par de días hacerse a la idea de que esas teclas ya no estaban. La suerte de trabajar escribiendo es que los dedos se entrenan rápido, así que ya no me pasa.
Otra cosa que eché de menos (no mucho, pero algo) son las flechitas. Edito vídeo (momento SPAM: tenemos TikTok) y tener las flechitas es útil para moverse entre fotogramas de forma más precisa. Alguna que otra pulsación fantasma ha habido, pero todo es cuestión de cambiar el chip para que, en lugar de pulsar la flechita, pulses Fn+J, K, L o I, que son las teclas con las flechas mapeadas.
Una vez superada esa «barrera mental», si la queremos llamar así, el uso del teclado es intuitivo y, para mí, más cómodo. Reconozco que no es un tipo de teclado que esté hecho para todos los usuarios, pero si sois jugadores y no usáis todas las teclas de vuestro teclado en el día a día, os recomiendo que le deis un tiento.
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La noticia
El cambio a un teclado 60%, contado por alguien que lleva toda la vida usando teclados completos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
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