Xataka – Cuando conseguir una silla de escritorio o unas pesas es misión imposible: tras un año de pandemia seguimos sin stock en las tiendas

Cuando conseguir una silla de escritorio o unas pesas es misión imposible: tras un año de pandemia seguimos sin stock en las tiendas

El cambio de hábitos al que no ha abocado la pandemia, sea por teletrabajo, estudio a distancia o el propósito de mantenerse en forma en casa ha puesto patas arriba el mercado, tal y como lo conocíamos. Mientras, las oficinas cerradas, los gimnasios vacíos y las universidades a medio gas. A priori tiene sentido pensar que cuando nos confinaron hace casi más de un año las compañías no pudieron prever el tsunami de ventas que tuvieron que afrontar entonces.

Primero, las familias comenzaron a hacer vida en casa (padres e hijos incluidos), se necesitaban más dispositivos electrónicos, reacondicionar el espacio de trabajo y, por qué no, era momento de montar una oficina en el hogar. Sabíamos que lo del trabajo en remoto iba para largo. Una oficina y…un gimnasio. La compra de bicicletas estáticas y mancuernas se disparó en los meses de abril y mayo de 2020 en casi un 90%, según un estudio de beseif.

Un año después de todo aquello las estanterías de Decathlon de pesas siguen vacías. Qué decir del departamento de mobiliario de oficina en Ikea: encontrar una Markus (la típica silla ergonómica top ventas de siempre) es como ganar una lotería. En Amazon, la mayoría de sillas similares aparecen junto a un bonito letrero de No disponible. Incluso Twitter se ha llenado de usuarios quejándose de cómo es posible que lleven meses buscando estos productos y no los encuentren en las grandes plataformas de siempre.

Lo difícil de, aún hoy, montarse una oficina en casa

Mobiliario de oficina de Ikea.

David Rioja, residente de La Rioja, lleva tres meses detrás de una silla ergonómica. Concretamente, la JÄRVFJÄLLET de Ikea. Aunque claro, la Markus también estaba entre sus favoritas. “Me ha tocado coger el reposabrazos por un lado, y la estructura por otro. Y encima son de colores diferentes”, nos explica enfadado. “Tuve que ponerme a teletrabajar y empezaron lo dolores de espalda, por eso necesitaba una silla decente. Pero siempre que entraba a la web estaban fuera de stock. En las tiendas físicas lo mismo”, añade. Como él, cientos de usuarios ya no saben qué hacer para conseguir una silla de escritorio accesible.

Las cadenas de distribución como Ikea han llegado a cuadriplicar las ventas online de productos para poder tener un espacio de trabajo en casa. En el conjunto del 2020 ese crecimiento ha sido del 25%, según apuntaban hace unos meses desde el grupo sueco. Las tiendas minoristas de muebles también han notado ese incremento de afluencia de compradores. Después de que las ventas cayeron un 90% al inicio de la pandemia, muchos establecimientos pudieron compensar sus ingresos de todo el año en un efecto boomerang nunca visto.

Hacía mucho tiempo que no se invertía tanto en hogar como ha ocurrido ahora, pero también es cierto que ha habido empresas que no han vuelto a la actividad. Y es que la evolución de las ventas ha sido muy distinta según el tipo de producto y los mercados de cada fabricante. En 2019 apenas un 8% de los ocupados en España trabajaba en el hogar y en unos meses pasamos a más del 30%. De ahí que la demanda de sillas ergonómicas, por ejemplo, haya aumentado hasta un 200% desde la llegada del Covid, según un estudio de Lambda3.

Con tal revuelo en el mercado y una demanda asfixiante, nos hemos puesto en contacto con Ikea para constatar el problema y entender la situación actual de falta de stock. “El incremento de la demanda supuso un reto enorme para nosotros. Llevamos meses trabajando con nuestros proveedores en disponibilidad, sin embargo, cuando tus ventas son mayores que tu producción tienes un problema y ahí es donde nos encontramos en determinados productos”, explica Pablo Sanz de las Heras, responsable de disponibilidad y soporte de operaciones de Ikea.

Desde la compañía nos indican que se encuentran sólo un 5% por debajo del ratio de disponibilidad habitual, pero que se acrecenta en diversos productos, sobre todo en mobiliario de oficina.

Sanz explica que, aunque están trabajando duro para recuperar los niveles de disponibilidad, previos a la pandemia, “es todo un reto porque las restricciones regionales no ayudan en este camino. La cadena de suministro está siendo sometida a los cambios de restricciones que derivan en cambios en el comportamiento del cliente».

«Si una de nuestras tiendas se cierra por restricciones, esto nos lleva a un aumento de la compra online, por lo que tenemos que adaptar toda nuestra cadena de suministro y nuestras tiendas a ese hecho, sabiendo que habrá más transporte de última milla. Sin embargo, cuando la tienda vuelve a abrir, la demanda de productos se incrementa de manera exponencial y por tanto, volvemos a tener que trabajar en incrementar esa disponibilidad”, detalla.

«En algunas familias de productos no prevemos recuperar niveles de suministro totalmente óptimos hasta finales de verano»

Datos facilitados por la compañía nos muestran que los productos más demandados son, efectivamente, aquellos que inundaban algunos comentarios en las redes sociales en los que se hablaba de la falta de stock: FLINTAN silla Vissle gris, Silla Markus gris oscuro, Escritorio Micke 142×50 blanco, Silla Renberget, Escritorio Micke 73×50 blanco, ADILS patas blancos, Escritorio Markus y Silla LÅNGFJÄLL. Prácticamente todo sillas y mesas de oficina. “Aunque intentamos igualar nuestra capacidad de producción con el nivel de la demanda, es cierto que en algunas familias de productos no prevemos recuperar niveles de suministro totalmente óptimos hasta finales de verano”, explica Sanz.

Tampoco es fácil si quieres montarte tu propio gimnasio en casa

Pero el golpe más duro lo han recibido las ventas de productos deportivos destinados al hogar: desde bicicletas estáticas a aparatos para correr, estirar, soportes para ejercitar en el suelo y pesas de musculación. Tanto que todo un mercado clandestino ha surgido en las sombras para aprovecharse interesadamente de un repunte en la demanda nunca visto.

Un ejemplo que ilustra bien el panorama es el de Juan Merte, residente de Huelva. “Desde el verano pasado llevo buscando pesas kettlebell de 20 kg por Internet. Todo el mundo sabe que las de Decathlon son las más asequibles, pero desde ese momento no han repuesto ni una del peso que yo busco. Hace poco salió un stock de pesas (no del peso que yo busco) y duró 3 días”, relata Merte. En general, el material deportivo escasea en las tiendas deportivas online, y Amazon (donde también existe una falta notable de stock) se ha convertido en la alternativa de muchos.

Desde Decathlon nos cuentan que han experimentado un incremento de la demanda de estos productos. Ya pasado un año, han visto un incremento de media del doble de unidades respecto a los meses anteriores, y en modelos concretos esta cifra ascendió al triple en bicicletas estáticas. “En este contexto, la alta demanda ha hecho que en algunos momentos puntuales nos quedáramos sin stock de modelos concretos”, detallan desde la compañía. No se trata de otra cosa que del retraso que llevan todas las tiendas a raíz del boom que se vivió en la desescalada, cuando las tiendas comenzaron a abrir y a reanudar la actividad. Si no se consiguió abastecer a los consumidores entonces, no se ha podido llegar al nivel óptimo meses después, arrastrando el lastre de la temporada anterior.

Quizás la falta de stock de bicicletas estáticas sí se viviera más acentuadamente en algunos momentos puntuales de la pandemia. Como, por ejemplo, cuando los ciudadadanos tuvieron que recluirse en sus hogares durante el confinamiento. Sin embargo, la falta de stock de los discos de pesas, mancuernas y otros productos relacionados ha sido continuada durante prácticamente toda la epidemia.

Captura de pantalla de Decathlon de productos no disponibles. Captura de pantalla de Decathlon de productos no disponibles.

Tal es el fenómeno que incluso hay personas que se han dedicado a acaparar mercancía, de manera que compran todas las unidades que pueden atesorar (de pesas, por ejemplo) y las ponen a la venta en plataformas de producto de segunda mano como Wallapop o Ebay. Muchos consumidores se han quedado durante la época de máxima demanda en las redes de que encuentran productos de Decathlon en esas webs totalmente nuevos, mientras la disponibilidad en las tiendas es nula. Y claro, los precios en las plataformas son más caros.

Fernando Móner, experto en consumo y presidente de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) explica que en las propias fábricas, los procesos de fabricación han cambiado. “Se han modificado los horarios y reducido en muchas ocasiones las plantillas que pueden trabajar al mismo tiempo para evitar una acumulacion de personal. Muchas empresas también han cambiado su estrategia de fabricación en base a cómo se había reorientado el mercado y las circunstancias”, explica Móner.

“En cierto modo, la poca oferta que había no se ha podido multiplicar porque las fábricas no han podido responder. Lo mismo que ha sufrido la sociedad lo han sufrido los trabajadores y empresas que fabrican. Y no tienen la estructura para conseguirlo. Llevan el retraso de cuando las empresas no han rendido al 100% hace meses”, explica.

Y a todo esto se le suman las restricciones de movilidad y limitaciones entre las diferentes comunidades, al igual que en los diferentes países. “Eso hace que las relaciones comerciales, importaciones y exportaciones cambien. Hay países que han estado totalmente cerrados incluso para la cadena de suministros”, comenta. En España, la luz del túnel ya se ve más cercana. Aunque los escaparates y stands de ciertos productos sigan medio vacíos un año después del inicio de la pandemia, la resiliencia económica y comercial no ha descansado para adaptarse a una demanda brutal y cada vez más online. Quién nos hubiera dicho hace un par de años que nos íbamos a quedar sin sillas y mesas.


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Cuando conseguir una silla de escritorio o unas pesas es misión imposible: tras un año de pandemia seguimos sin stock en las tiendas

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por
Albert Sanchis

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