Xataka – Amazfit T-Rex Pro, análisis: este smartwatch es como llevar una roca llena de tecnología en la muñeca
El Amazfit T-Rex Pro es uno de los relojes más resistentes del holgado catálogo de la marca. Diseño agresivo, grande en la muñeca, con cuatro botones físicos y con certificación militar que garantiza, al menos sobre el papel, no acobardarse ante los retos, incluso aunque impliquen asumir riesgos.
El catálogo de relojes inteligentes de Amazfit es amplio, también versátil. Varios son los que se dirigen a quienes buscan un smartwatch de diseño elegante y que no destaque en exceso una vez puesto en la muñeca. Y luego está el Amazfit T-Rex Pro, un dispositivo que llama la atención por su diseño ultrarresistente. Y sin que sobresalga únicamente en la resistencia, que tiene muchas más virtudes.
Ficha técnica del Amazfit T-Rex Pro
Amazfit T-Rex Pro |
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PANTALLA |
AMOLED redonda de 1,3 pulgadas (resolución de 360 x 360 píxeles) |
BATERÍA |
390 mAh |
SENSORES |
Giroscopio y acelerómetro de 3 ejes |
CONECTIVIDAD |
Bluetooth 5.0 BLE |
ACTIVIDAD |
100 modos deportivos |
OTROS |
Análisis de calidad del sueño |
DIMENSIONES Y PESO |
47,7 × 47,7 × 13,5 mm |
PRECIO |
Amazfit T-Rex Pro Smartwatch Fitness Monitor de Sueño y Ritmo cardiaco 10 ATM GPS Reloj Inteligente Deportativo con más de 100 Modes Deportes Duración de batería 18 días Resitente Diseño Negro
Diseño: parece una roca, se siente como tal
Basta con darle un vistazo al reloj para apreciar que sus intenciones no son las de pasar un fin de semana en el chalet del campo. Todo lo contrario: el Amazfit T-Rex Pro está pensado para resistir las inclemencias del tiempo, para aguantar los golpes que pueda recibir en los trabajos más duros, es un smartwatch diseñado para acompañar a quienes practican deportes de riesgo con la tranquilidad de jugar un partido de fútbol sala con los colegas.
Es grande, algo aparatoso, abulta y mantiene cierto peso. Aun así, es bastante más cómodo de lo que parece: por más que lo esperase un incordio lo cierto es que no he notado incomodidades, tanto en el día a día como durante mis excursiones deportivas; que no tienen tanto riesgo como descender montañas corriendo a tumba abierta (en bici sí, aunque eso es otra historia).
El Amazfit T-Rex Pro ofrece un cuerpo de policarbonato con una esfera redonda y cuatro botones físicos. Este diseño está pensado para soportar impactos, es sumergible, aguanta agua dulce y agua salada, el smartwatch soporta hasta 10 atmósferas de presión y ofrece una parte posterior donde se anclan los sensores de rimo cardíaco, medición de saturación de oxígeno en sangre (SpO2) y conector de carga (magnético).
La correa está fabricada en silicona y ofrece un diseño pensado para evaporar fácilmente el sudor. Con un añadido: dado que ambas partes de la correa están agujereadas, el reloj se mantiene firme en la muñeca sin tener la sensación de que la ahoga. Esto es una ventaja; con el inconveniente de que el enganche de la correa es propietario.
La pantalla queda bien protegida por vidrio endurecido y permanece rodeada por un marco de policarbonato anclado a la caja por cuatro tornillos de metal (ejercen una función de embellecimiento más que de anclaje). En cada esquina del lateral el Amazfit T-Rex Pro incorpora un botón físico: los derechos son de control; los izquierdos actúan como cursor. Cuando comencé a probarlo es que me resultaron muy liosos, pero poco a poco les he ido pillando el truco. Cada botón es de metal, ofrece un diseño rugoso para facilitar el tacto y en todo momento puede utilizarse la interfaz de forma táctil. Poder elegir el control resulta positivo.
El Amazfit T-Rex Pro hace gala de la ultrarresistencia, pero no por ello se hace exagerado en la muñeca: es mucho más cómodo de lo que aparenta. Eso sí, en muñecas algo grande, no es el smartwatch más contenido del mercado. Tampoco aspira a serlo.
Pantalla: más que decente para todas las condiciones
El reloj inteligente que ha dominado mi muñeca durante las últimas semanas apunta a la resistencia, ya quedó claro en el apartado del diseño. Y claro, con un cuerpo tan robusto la pantalla parece algo menor de lo que realmente es: el Amazfit T-Rex Pro se queda en las 1,3 pulgadas. Más que suficiente para apreciar todo lo que el reloj tenga que decir, aunque algo intimidada ante el tamaño de la caja de policarbonato.
El panel elegido es AMOLED con resolución de 360 x 360 píxeles. No hay nada que objetar en términos de resolución: los elementos de la interfaz se aprecian nítidos, el detalle de las esferas es el adecuado y, como pega, el brillo en exteriores deja algo que desear. Pese a que la pantalla es legible incluso cuando le incide la luz directa del sol, cuesta un poco apreciar el contenido en esa situación. Salir a hacer deporte a mediodía y pretender distinguir las mediciones es un poco complicado.
Más allá de las pegas del brillo máximo, la pantalla del Amazfit T-Rex Pro puede controlarse mediante toques y también utilizando los botones físicos de los costados. La respuesta a dichos toques no siempre es rápida, hay veces que al reloj le cuesta un poco reaccionar. Sobre todo con el gesto de encender la pantalla girando la muñeca: incluso activando la configuración ‘Sensible’ (Amazfit ofrece esa respuesta aparte de ‘Normal’) el panel no responde de manera inmediata. Esto redunda en la sensación de que al Amazfit T-Rex Pro le falta cierta fluidez en algunos momentos.
La pantalla de nuestro protagonista ofrece brillo automático (correcto), puede apagarse posando la mano sobre el reloj, permite configurar el tiempo de encendido automático (perfecto para que el reloj no deslumbre en la cama), dispone de modo linterna (súper útil) y no retiene en exceso las huellas.
Un último punto son las esferas de reloj o ‘watchfaces’, todos los elementos de personalización que ofrece Amazfit. La lista es muy amplia, resulta posible lucir un reloj adaptado a cualquier gusto. Y siempre existe la posibilidad de crear ‘watchfaces’ propios.
Rendimiento: la fluidez no siempre es la mejor
El Amazfit T-Rex Pro no es un reloj destinado a derrochar la máxima potencia: con un software propietario, y sin que el exceso de aplicaciones y servicios atenace su rendimiento, el reloj se mantiene ágil a la hora de navegar por su interfaz, abrir las apps integradas u ofrecer los datos en pantalla de la sesión deportiva. La agilidad se topa con momentos donde la fluidez decae; como en el gesto de activación de la muñeca, en el desplazamiento vertical dentro de la lista de aplicaciones y en el salto entre los elementos de la interfaz. No es algo que frustre la experiencia, sí puede molestar en ocasiones.
La cantidad de opciones de hardware mantiene el reloj a un gran nivel. Como es obligatorio en cualquier ‘wearable’, el Amazfit T-Rex Pro puede registrar el ritmo cardíaco tanto de manera puntual como constante. A esto se le suma el registro de la saturación de oxígeno en sangre, la brújula integrada en el hardware y también el barómetro. La importancia de los deportes al aire libre es clave: el Amazfit T-Rex Pro registra la altitud gracias al barómetro y al GPS.
Entremos en la interfaz. Amazfit apuesta por su sistema operativo propio con una navegación sencilla que se aprende en unos pocos minutos:
- Inicio del reloj. Es la primera sección que se ve tras encender la pantalla y aparece personalizada con el ‘watchface’ elegido.
- Desplazamiento en vertical desde el inicio. El Amazfit T-Rex Pro ofrece un carrusel donde se encuentran las opciones de ajuste (desplegando el menú de acceso rápido, de arriba hacia abajo); el tiempo; la saturación de oxígeno en sangre; frecuencia cardíaca; PAI y actividad. Este menú puede personalizarse mínimamente (eché de menos anclar los controles de música, por ejemplo).
- De izquierda a derecha desde el inicio. Aquí se encuentran las notificaciones o ‘Avisos’. El Amazfit T-Rex Pro ofrece la vista reducida de cada notificación permitiendo expandirla al pulsar sobre cada alerta. Las apps a notificar pueden elegirse desde la aplicación móvil.
- De derecha a izquierda desde el inicio. Menú vertical con todas las apps y servicios instalados en el reloj. Para desplazarse entre ellos hay que navegar en sentido vertical.
Todos los movimientos de la interfaz pueden realizarse mediante gestos, es lo más cómodo. Aunque, como ya dijimos que el Amazfit T-Rex Pro ofrece cuatro botones físicos de control, también resulta posible hacer uso de ellos para moverse por cualquier punto del reloj.
Los botones de la izquierda mueven los menús en vertical (arriba y abajo, respectivamente); el superior derecho es el indicado para aceptar los menús; el botón inferior derecho se destina a la orden de retroceder. Este método de navegación resulta muy lioso en el inicio, aunque mejora con la práctica. Al menos para quien no tenga varios relojes con sus respectivos sistemas operativos y métodos de actuación…
La gestión del reloj está bien pensada y resulta útil una vez se le toma el punto. Con la práctica no he apreciado una exagerada diferencia con respecto a mi Samsung Galaxy Watch Active 2 (Tizen) o TicWatch Pro 3 GPS: el Amazfit T-Rex Pro, pese a sus particularidades, no se queda demasiado atrás en términos de smartwatch. Sí echo de menos los pagos móviles y poder instalar aplicaciones, dos de las carencias generales de Amazfit. Y sin que el registro deportivo me haya decepcionado, un punto al que yo suelo darle gran importancia.
Rendimiento deportivo: a la altura de los mejores smartwatches genéricos
Hago la distinción de ‘genéricos’ por equiparar el Amazfit T-Rex Pro a otros relojes inteligentes de su clase, no a los que se destinan específicamente a los profesionales del deporte (Garmin, Polar y demás). Pese a mis reticencias debido a decepciones anteriores con otros dispositivos de Amazfit, lo cierto es que el nuevo T-Rex me ha sorprendido gratamente.
Amazfit incluye detección automática de ocho modos deportivos (carrera al aire libre, caminata, caminata en interiores, cinta de correr, ciclismo, máquina de remo, elíptica y natación en piscina) y registro de hasta 100 modalidades de deporte. Cualquier aficionado a quemar calorías encontrará un modo adecuado para la práctica en la que se ejercite; con una efectividad en el registro que puede variar dependiendo de los movimientos (los sensores del reloj no son capaces de detectar la acción de todos los músculos). En lo que respecta a las modalidades más habituales, puedo decir que la fiabilidad en los registros es bastante acertada.
Habitualmente hago ‘running’ en exteriores, cinta de correr, acostumbro a realizar rutinas de ejercicios para cada grupo muscular, un poco de yoga (nivel básico) y mucho ciclismo de montaña. Entre todas las prácticas he notado que el registro cardíaco funciona de manera fiable a bajas pulsaciones; a medias pulsaciones puede haber un margen de error de un 10 % con reacción algo lenta a las subidas repentinas; a altas pulsaciones la efectividad se mantiene sin grandes dificultades hasta la barrera de las 160-170: por encima suele descontar.
La media de pulsaciones no suele quedar demasiado alejada de mis otros relojes de referencia: a pesar del lógico desfase que provocan los sensores ópticos, las lecturas son adecuadas para el deportista amateur. Si se necesita tener un registro cardíaco 100 % fiel lo mejor es buscarse otro reloj o, en su defecto, utilizar una banda de pecho (lo más efectivo en relación calidad/precio, aunque haría falta llevar el smartphone: el Amazfit T-Rex Pro no puede conectarse con otros dispositivos).
A lo que más le temía era al registro de las rutas con el GPS, me he llevado más de un disgusto con relojes Amazfit anteriores. Por contra, en el Amazfit T-Rex Pro no me he topado con problemas: posicionamiento muy rápido, marcado de puntos bastante preciso para ser un smartwatch de su clase y no me ha perdido nunca la señal. Eso sí, con un pequeño ‘truco’: selección del conjunto de GPS + Galileo (se encuentra en los ajustes del reloj).
El Amazfit T-Rex Pro dispone de cuádruple sistema de posicionamiento satelital (GPS, GLONASS, Galileo y BeiDou) que se puede combinar en parejas (el GPS junto al resto). La combinación de GPS + Galileo me ha resultado perfecta.
Las rutas en exteriores quedaron grabadas con notable precisión: basta con echarle un vistazo a los mapas para comprobar que su registro apenas se sale de los caminos. Estimo un máximo de desviación de unos 50 metros por kilómetro, a lo sumo. Y con la ventaja de que el Amazfit T-Rex Pro permite retrasar el inicio de la práctica deportiva hasta que el reloj está correctamente posicionado en el mapa.
La pantalla ofrece los datos legibles durante las prácticas en exteriores, permite mantener el panel siempre encendido (gasta mucha más batería) y la información puede personalizarse para así adecuarla a los gustos. Basta echar un vistazo, incluso aunque la práctica requiera el mínimo de distracciones (a punto he estado de despeñarme por la montaña más de una vez), para descubrir cómo va yendo el rendimiento.
Batería: larga duración siempre y cuando no se use el GPS
Los 390 mAh de batería no son exagerados para un smartwatch. Aún así, el Amazfit T-Rex Pro juega con ventaja ya que su sistema operativo, además del hardware, no consumen excesivos recursos. Esto se traduce en hasta 18 días con una sola carga, siempre en palabras de la marca. Según mi experiencia, la realidad no es ni mucho menos tan optimista, pero tampoco supone una mala autonomía.
He aplicado varios ciclos de carga y, también, varios estilos de uso. Durante las semanas que me mantuve más activo la batería me duró de media uníos 6/7 días. Por contra, cuando tuve que dedicar tiempo libre a tareas sedentarias, la autonomía subió hasta casi las dos semanas (12-13 días). Siempre con el registro de ritmo cardíaco constante; así como la monitorización del estrés y de la saturación de oxígeno en sangre.
No puedo decir que la autonomía resulte un problema, sobre todo teniendo en cuenta que las prestaciones de nuestro protagonista son suficientemente altas. Eso sí, cuando he utilizado el Amazfit T-Rex Pro para hacer deporte asistí a una caída notoría del porcentaje: bajo mi experiencia, el reloj consume en torno al 10 % de batería cada hora que está registrando ejercicio con el GPS activo (y con alta precisión). Al máximo que llegué fue a consumirle el 23 % (siempre según los datos arrojados por el reloj) durante una práctica de dos horas y veinte minutos de ciclismo de montaña. Con prácticas diarias y extensas el gasto de batería se nota de forma considerable.
Para la carga Amazfit elige su cargador magnético habitual que se engancha a la cara interna del reloj gracias a los imanes del reloj y del propio cargador. El Amazfit T-Rex Pro incluye el cable USB A con el puerto de carga en un extremo. Y la carga se demora en torno a la hora y cuarenta minutos desde que se apaga por completo el reloj hasta que llega al 100 %.
Amazfit T-Rex Pro, la opinión de Xataka
Amazfit ha adquirido suma experiencia en el ámbito de los relojes y pulseras de actividad, esto es algo que se aprecia en el Amazfit T-Rex Pro: la marca ofrece un uso todoterreno que completa la mayor parte de aspectos que se le deben exigir a un smartwatch. La falta de apps o de los pagos móviles es una pega, aunque siempre habrá quienes prefieran carecer de estos aspectos en su reloj. Si encima aprecian el aspecto de los diseños agresivos el Amazfit T-Rex Pro es una gran apuesta.
Me ha parecido muy cómodo a pesar de su grosor y tamaño, se ve suficientemente bien en todos los escenarios (con cierta dificultad bajo el sol), se ofrece como complemento al teléfono sin sustituirlo y el registro deportivo se encuentra a un excelente nivel. Bajo mi experiencia, el Amazfit T-Rex Pro es un gran compañero de aventuras. Tanto, que podría convertirse en mi smartwatch personal (y tengo unos cuantos).
El precio no es precisamente barato, que los 169 euros que cuesta oficialmente lo elevan a la categoría de gama media. Aun así, es más que recomendable, en especial para quienes busquen un smartwatch que aguante su trote sin que se le agote la batería a la mitad del camino. El Amazfit T-Rex Pro ofrece muy buena relación calidad/precio.
8,1
A favor
- Es resistente, perfecto para llevarlo durante casi cualquier deporte.
- Combinación de satélites precisa y muy efectiva.
- La autonomía con un uso medio es buena.
En contra
- Es grande y abulta; por más que no se haga incómodo.
- A la pantalla le falta algo de brillo para los deportes la aire libre.
- El posicionamiento es preciso en modo GPS + Galileo, pero su consumo es muy notable.
Amazfit T-Rex Pro Smartwatch Fitness Monitor de Sueño y Ritmo cardiaco 10 ATM GPS Reloj Inteligente Deportativo con más de 100 Modes Deportes Duración de batería 18 días Resitente Diseño Negro
El terminal ha sido cedido para el análisis por parte de Amazfit. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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La noticia
Amazfit T-Rex Pro, análisis: este smartwatch es como llevar una roca llena de tecnología en la muñeca
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Iván Linares
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